POSTFACIO
TODO ESTÁ EN ORDEN: EL POEMA YACE
Y, COMO LE CONVIENE, CALLA.
PERO, SI DE PRONTO UN TEMA HUYE,
CON EL PUÑO A LA VENTANA LLAMA.
Y CONTESTA DESDE LEJOS A ESTA LLAMADA
UN TERRIBLE SONIDO
DE GEMIDOS, CHILLIDOS Y BULLICIO
Y LA VISIÓN DE UNOS BRAZOS EN CRUZ...
CRUZ (115)
My future is in my past (116)
Bebo en
las aguas del Leteo
El médico
me ha prohibido la tristeza
Pushkin (117)
Lugar de la acción: Casa de Fontanka. Tiempo. 5 de Enero de 1941. En la
ventana, el espectro de un arce nevado. Acaba de pasar la infernal arlequinada
del año trece, despertando el silencio de la gran época taciturna, y dejando
tras ella este desorden propio de los cortejos festivos o fúnebres: humo de
antorchas, flores en el suelo, sagrados recuerdos perdidos ya para siempre...
En la chimenea aúlla el viento y en este aullido se pueden adivinar profunda y
hábilmente fragmentos ocultos de Requiem. Sobre lo que aparece en los espejos,
mejor no pensar.
...el
jazmín
Donde
Dante andaba y el aire está vacío
N. K. (118)
1
Mi editor
no estaba satisfecho,
me
juró que estaba ocupado y enfermo,
hizo
secreto su teléfono
y gruñía: "¡ Ahí hay tres temas a la vez!
Después de leer la última frase,
no sabes
quién ama a quién.
2
Con
quién, cuándo y por qué se reunió,
quién
murió y quién quedó con vida,
quién es
el autor y quién el héroe.
Para qué
necesitamos hoy
estas
reflexiones sobre el poeta
y este
enjambre de espectros."
3
Respondí:
"Allí están los tres.
El principal, disfrazado de poste de versta (119),
otro
vestido de demonio.
Sus versos hicieron todo lo posible
para que ellos fueran eternos...
El
tercero sólo vivió veinte años.
4
Siento
pena por él". Y de nuevo,
una
tras otras, cayeron las palabras,
la caja
de música retumbaba.
Y sobre
el frasco agrietado
por
una lengua oblicua y furiosa,
ardía un
invisible veneno.
5
En el
sueño parecía que
escribo
esto para algún libreto, (120)
y la
música no descansa.
Pero el
sueño también es una composición,
Soft
embalmer (121), Pájaro Azul (122),
parapeto
de las terrazas de Elsenor. (123)
6
Y yo
misma no estaba contenta
con
el aullido de esta infernal
arlequinada
oída desde lejos.
Confiaba
en que pasaría junto
a
la sala blanca, como una bocanada de humo,
por la penumbra de las coníferas.
7
No se
puede abandonar estos trastos.
Cagliostro
(124), este viejo extravagante,
elegante
Satanás,
que no
llora a los muertos conmigo,
que
no sabe qué es la conciencia
y para
qué existe.
8
No huele
como en un carnaval romano
a
medianoche. El coro de querubines (125)
tiembla
tras cantar en las iglesias cerradas.
Nadie
llama a mi puerta,
sólo
el espejo sueña con el espejo
y el
silencio vigila al silencio. (126)
Y
conmigo, mi "Séptima" (127),
Agonizante
y muda,
con la
boca abierta y contrita
como la
boca de una máscara trágica
pero
él está manchado con tinta negra
y hundido
en la tierra seca.
10 (128)
. . . . .
. . . . . . . . .
.
. . . . . . . . . . . . .
. . . . .
. . . . . . . . .
Y pasarán
diez siglos:
Torturas,
exilios y ejecuciones.
Como ven,
no puedo cantar.
11 (129)
. . . . .
. . . . . . . . .
.
. . . . . . . . . . . . .
. . . . .
. . . . . . . . .
.
. . . . . . . . . . . . .
. . . . .
. . . . . . . . .
.
. . . . . . . . . . . . .
12 (130)
. . . . .
. . . . . . . . .
.
. . . . . . . . . . . . .
. . . . .
. . . . . . . . .
.
. . . . . . . . . . . . .
. . . . .
. . . . . . . . .
.
. . . . . . . . . . . . .
13
¿Me
disolveré en un himno oficial?
No
me ofrezcas, no me ofrezcas
la
diadema de un rostro inerte.
Pronto me
hará falta la lira,
la
de Sófocles (131) ya, y no la de Shakespeare.
En el
umbral está el Destino.
14
Y ese
tema era para mí
como
un crisantemo aplastado
en el
suelo, cuando llevan el ataúd.
Entre
"recordar” y "acordarse", amigos,
la
distancia es como la que va desde Luga (132)
al país
de los antifaces de satén (133)
15
El diablo
se puso a husmear en el cofre...
Pero,
¿cómo puede suceder
que de
todo sea yo la culpable?
Yo, tan
serena, yo, tan simple,
"El
llantén", "La bandada blanca"...(134)
¿Justificarse?...
Pero, cómo, amigos.
16
Sí, me
acusarán de plagio...
¿Acaso
soy más culpable que otros?
Además,
no me importa.
acepto el
fracaso
no oculto mi confusión...
El cofre
tiene triple fondo.
17
Confieso
que he usado
una
tinta simpática,
que
escribo una carta a través del espejo.
No hay
otro camino para mí
sino
éste que encontré de milagro
y que no
tengo prisa en abandonar.
18
Que el
emisario del siglo remoto
del
sueño secreto de El Greco
me
explique sin palabras,
con una
sonrisa veraniega,
por
qué estuve para él más prohibida
que los
siete pecados capitales.
19
Y que
entonces un desconocido
de
los siglos futuros
me mire
con audacia,
para que
entregue a la sombra flotante
un
húmedo ramo de lilas
cuando la
tormenta pase.
20
Y la
hechicera centenaria (135)
de
repente se animó y quería divertirse.
Nada
puedo hacer.
deja caer
en un círculo el pañuelo,
parpadea
lánguidamente y entre líneas
muestra
su espalda a la manera de Briullov. (136)
21
La bebí
en cada gota
y
con una sed negra e infernal
obsesa,
no supe cómo
exorcizar
a la poseída:
La
amenacé con la Star Chamber (137)
y la
arrojé a su granero natal. (138)
22
En la
oscuridad, bajo los abetos de Manfred (139),
y
en la orilla, donde Shelley sin vida (140)
yacía
mirando al cielo,
donde
todas las alondras del mundo (141)
excavaron
el abismo del éter,
Y Georges
blandía una antorcha. (142)
23
Y ella,
testaruda, repetía:
"Yo
no soy esa dama inglesa
y mucho
menos Clara Gazul (143),
no tengo
ningún linaje
sólo
el del sol y la fábula.
El mismo
julio me trajo aquí.
24
Y a tu
gloria equívoca
que
ha estado veinte años en la zanja
todavía
no la quiero servir.
Todavía
festejaremos juntos
y
con mi beso real
recompensaré
tu malicia de medianoche".
3-5 de
Enero de 1941
Casa de
Fontanka
y en
Tashkent, y después.
EPÍLOGO
Te amo,
creación de Pedro
el
Caballero de Bronce (144)
que este
lugar sea desierto…(145)
en el
desierto de las plazas mudas,
donde
ejecutaban a la gente hasta el alba.
Annenski (146)
A mi ciudad
Noche blanca del 24 de junio de 1942. La ciudad en ruinas. Del puerto
hasta el Smolny se ve todo como en la palma de una mano. Arden todavía algunos
incendios. En el Jardín de Sherernétiev florecen los tilos y canta un ruiseñor.
Una ventana (ante ella, un arce mutilado) arrancada en el tercer piso. Tras
ella se abre un vacío oscuro. En dirección a Kronstadt resuena la artillería
pesada. Pero, en general, todo está en silencio. La voz del autor, desde
setecientos mil kilómetros de distancia, pronuncia.
Bajo el
techo de la Casa de Fontanka,
donde
vaga la languidez de la tarde,
con una
linterna y un manojo de llaves
interpelé
a un eco lejano.
Interrumpiendo
con mi sonrisa inapropiada
el sueño
profundo de las cosas;
allí,
testigo de todo el mundo,
en
el alba y en el crepúsculo
mira a la
habitación el viejo arce.
Y
previendo nuestra separación,
me
estrecha su mano negra y seca
como si
fuera a ayudarme,
y la
tierra resonaba bajo los pies,
y
una estrella contemplaba
mi casa
aún no abandonada
y
esperaba el sonido adecuado...
Es
allí, en alguna parte cerca de Tobruk (147),
es aquí,
en alguna parte detrás de la esquina.
Tú (148)
no eres ni el primero ni el último
oscuro
interlocutor de los lúcidos delirios
¿Qué
venganza me preparas?
No bebes,
sólo sorbes
esta
amargura desde lo profundo,
presagio
de nuestra separación.
No pongas
tu mano en mi cabeza.
Deja
que el tiempo se pare eternamente
en el
reloj que me regalaste.
No
escaparemos a la desgracia
y
el cuco no cantará
en
nuestros bosques quemados...
Tras
las alambradas (149),
en
el corazón de la densa taiga,
no
sé en qué año,
mi
doble (150), polvo de los campos,
fábula de una terrible realidad,
marcha
hacia el interrogatorio.
y
después vuelve con dos
vigilantes
a su lado,
emisarios
de la "Guarra Desnarigada ".
Y
oigo, incluso desde aquí,
como
si fuera un milagro,
su
voz: Pagué al contado por ti,
durante
diez años caminé bajo la
sombra
de una pistola
sin
mirar a mi alrededor
mientras
que, a mi paso,
una
gloria infamante murmuraba.
No te has
convertido en mi tumba,
tú,
de granito, infernal, amable,
quedaste
pálido, entumecido, rígido.
Nuestra
separación es imaginaria:
somos
inseparables.
Mi sombra
está en tus muros,
mi
reflejo en tus canales,
el
sonido de mis pasos por las salas del Hermitage,
donde
deambulaba con mi amigo,
Y en el
viejo Camposanto de Volkov (151)
donde
puedo sollozar en libertad
sobre el
silencio de las fosas comunes.
Todo lo
que dije en la Primera Parte
sobre
el amor, la traición y la pasión
mi verso
libre lo arrojó de las alas,
y
permanece mi ciudad cosida...
Son
pesadas las lápidas
para tus
ojos sin sueño.
Me
pareció que me perseguías
tú,
que te quedaste para morir
en el
fulgor de las flechas, en el reflejo de las aguas…
En vano
esperaste a los mensajeros deseados,
sobre
ti sólo existe la ronda
de las
maravillosas noches blancas.
Y la
palabra alegre —en casa—
nadie
la conoce ahora.
Todos
miran por una ventana extraña:
Algunos
desde Tashkent, otros desde Nueva York,
y
es amargo el aire del exilio,
como un
vino envenenado.
Todos
vosotros pudisteis amarme
cuando
yo, en el vientre del pez volador,
huía del
acoso maligno,
y sobre
el campo lleno de enemigos
Como
ésa (152), por el demonio,
me
abalanzaba en la noche sobre el Brocken*.
y ante mí
se helaba
y
se abochornaba el Karna. (154)
Y alguien
dijo. Quo vadis? (155)
Pero
antes de que moviera los labios
rugió
el loco Ural
con sus
túneles y puentes,
y me
abrió una vía,
por
la que tantos salieron,
y por la
que llevaron a mi hijo
y era
larga esta marcha fúnebre
en medio
del cristalino y solemne
silencio
de las
tierras siberianas.
Huyendo de
lo que se convirtió en ceniza,
embargada
por un terror mortal,
conociendo
la hora de la venganza,
con los
ojos secos y bajos,
y
las manos mutiladas, Rusia
marchaba,
delante de mí, hacia Oriente**
18 de
Agosto de 1942
Acabado
en Tashkent
* Después de este verso "el Poema terminaba
inicialmente así”:
Y detrás
de mí, resplandeciendo en secreto
y
llamándose así misma "La Séptima" (153),
volaba
hacia una fiesta nunca oída...
Aparentando
ser un cuaderno de música,
la
célebre hija de Leningrado,
volvía a
su éter natal.
** Después de ésto, en una serie de redacciones
continuaba
Y a mi
encuentro
inexorable
con la cruel batalla,
como
realidad salida de un espejo,
como un
huracán, desde los Urales al Altai,
fiel
y joven,
vino
Rusia a salvar Moscú.
ADDENDA
(Estanzas
no incluidas en el texto de Poema sin héroe) (156)
El enemigo torturaba: "¡Vamos, cuenta!" (157)
Pero ni una palabra, ni un gemido, ni un grito
oyó el enemigo de ella.
Y pasarán diez siglos:
Torturas, exilios y ejecuciones.
Como ven, no puedo cantar.
Pregunta a mis contemporáneos
—Prisioneros, cientocincos (158), presos—
Y te contaremos cómo
vivimos en un miedo sin memoria,
cómo crecieron los niños para ser ejecutados,
torturados, encarcelados.
Después de apretar los labios amoratados,
locas Hécubas (159)
y Casandras (160) de Chujloma,
rumiamos en un coro silencioso
(nosotros, coronados por la desgracia):
"Estamos en la otra orilla del infierno"…
Y, sobre todo, si en sueños vemos (161)
lo que debería habernos sucedido:
La muerte está en todas partes, la ciudad en llamas,
y Tashkent, florida y nupcial.
Allí pronto me hablará
el viento asiático de la fidelidad y de la eternidad.
Y ya, apagándose una a otra,
dos orquestas del círculo misterioso
envían sonidos al dosel del cisne.
Pero, dónde está mi voz y dónde el eco,
en qué la salvación, en qué el obstáculo,
dónde estoy yo y dónde sólo mi sombra.
Cómo salvarse del segundo paso...
¡Estudiante, prima, Julieta!...
No esperarás lo bastante al corneta,
en secreto partirás para el monasterio.
Tu tamborino es mudo, mi zíngara,
y ya ennegreció la herida
bajo tu pezón izquierdo.
Fragmentos
no incluidos en POEMA SIN HÉROE
1
En la
negruzca neblina de París,
seguro
que de nuevo Modigliani (162)
furtivamente
caminará tras de mí.
Él tiene
el triste don de traer,
incluso
en el sueño, la confusión,
y de ser
culpable de los desastres.
Pero,
para mí —su mujer egipcia— él es...
lo que en
el organillo toca el viejo,
y bajo
él, todo el rumor de París
es como
el rumor de un mar enterrado:
Bebió el
mal y la desgracia.
7
Aquí
está, oh querida, esta desgracia,
con ella
va otra.
¿Oyes el
paso ligero y seco?
Y dónde
está mi voz y dónde el eco,
quién
solloza, quién está ebrio de risa
¿Y qué
trae la otra sombra?
(estanza
del poema)
De las
celebraciones de la muerte civil (163)
estoy
harta, creedme,
las veo
cada noche en sueños.
Ser
desposeído de casa y de mesa
es
absurdo, pero nada hay peor
que
soportar lo que a mí me ha sucedido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario