CAPÍTULO
CUARTO
Pasó el
amor y quedaron claros
y
cercanos los rasgos de la muerte
Vs. K. (104)
Una esquina en el Campo de Marte (105). Una casa, construida
a comienzos del siglo XIX por los hermanos Adamini. Sobre ella caerá una bomba
en 1942. Se oyen las campanas del "Salvador en la sangre" (106).
En el Campo de Marte está, entre una tormenta de nieve, el espectro de un baile
de palacio. En el intervalo entre estos sonidos, habla el Silencio:
¿Quién se
ha helado junto a la sombría ventana,
con
"un pálido rizo" en el corazón (107),
y tiene
la oscuridad ante sus ojos?
"¡Ayúdenme,
todavía no es tarde!
¡Oh,
noche, nunca fuiste
tan
gélida y extraña!"
El viento
salado del Báltico,
el
baile de la nieve en el Campo de Marte,
y el
sonido invisible de los cascos… (108)
Y la
angustia sin límites
de
aquél a quien le queda poca vida,
y sólo
ruega la muerte a Dios,
y
será por los siglos de los siglos olvidado,
vaga a
medianoche por las ventanas,
hacia
él apunta el despiadado y sombrío rayo
de la farola
de la esquina,
su espera
se acabó. La esbelta máscara
regresó
del "Camino de Damasco" (109)
y llegó
…. ¡acompañada! a casa,
con ella
está alguien "sin rostro y sin nombre"…(110)
Entre
las llamas oblicuas de las hogueras
él
contempló la inequívoca despedida.
Se
hundieron los edificios
y
entre sollozos, como réplica:
"¡Tú,
paloma, sol, hermana!
Te dejo
con vida,
pero
serás mi viuda
y
ahora"...
¡Es
hora de despedirse!"
En el
escenario huele a un perfume
y
la corneta del dragón con sus versos
y
con la muerte sin sentido en el pecho
sonará,
si tiene suficiente valor…
Él
consumirá su último instante
alabándote.
Mira:
No a las
condenadas ciénagas de Mazur (111)
ni
a las azuladas cumbres de los Cárpatos…(112)
¡Él está
en el umbral de tu casa!
Lo
cruza…
Que Dios
te perdone!
De todas
las muertes posibles para un poeta,
él, niño
estúpido, eligió ésta.
No pudo
soportar las primeras ofensas (113)
no supo
en qué umbral
estaba y
qué camino
se abría
ante su rostro...
Soy yo,
tu vieja conciencia,
encontré
este cuento quemado (114)
en la
repisa de la ventana
y
en casa del difunto
lo dejé,
y
partí de puntillas…
NOTAS
(104) Epígrafe. Del poema de Vs.
Kniazev "Y ya no hay melodías" (1913).
(105) Campo de Marte. Explanada de Petersburgo situada entre
los Jardines de Verano, los Jardines Mijailovski y el río Neva. En el Campo de
Marte se celebraban los desfiles militares.
(106) las campanas del "Salvador en la sangre".
Iglesia Ortodoxa de San Petersburgo, llamada también "Templo de la Resurrección
en la Sangre". Se llama así porque se erigió en el lugar donde fue
asesinado el Zar Alejandro II, junto al canal Griboiedov.
(107) "un pálido rizo". Parte de un verso de Vs.
Kniazev escrito en 1911: "Cuántas veces vi un pálido rizo/ cuando la brisa
tiernamente lo acariciaba".
(108) el sonido invisible de los cascos. Alusión al poema de
Pushkin El caballero de bronce, cuyo tema es la estatua ecuestre de
Pedro I que se halla en San Petersburgo.
(109) "Camino de Damasco". "Misterio"
representado en el cabaret artístico El Perro Errante y en el que
participaba Sudeikina. El "misterio" se basaba a su vez en la
estilización del milagro bíblico de la conversión de Saúl camino de Damasco.
Uno de los poemas escritos por Kniazev en enero de 1913 aludía de esta forma al
"Camino de Damasco”: "He besado las puertas de Damasco/ unas puertas
con un escudo cubierto de piel/ ¡Ojalá que ahora me pongan la máscara!/ A mí,
el más feliz de los hombres".
(110) "sin rostro y sin nombre". Blok.
Reminiscencia del poema de Blok, La desconocida.
(111) Mazur. Campo de batalla donde murieron muchos soldados
rusos en agosto de 1914, en lucha contra el ejército austríaco.
(112) cumbres de los Cárpatos. Lugar de una campaña rusa
contra los austríacos (1914-1916), donde murieron muchos soldados rusos.
(113) No pudo soportar las primeras ofensas. Esta idea fue
expresada por Ajmátova en otros poemas dedicados a Kniazev, escritos en 1913.
(114) cuento quemado. La idea de los textos quemados (versos,
cuadernos y cuentos) es recurrente en Ajmátova. Da cuenta de una realidad en su
vida y en su obra. Su compañero sentimental, el historiador N. Punin, le hizo
quemar a Ajmátova algunos de sus cuadernos de poesía, que fueron reescritos y
aparecieron en el ciclo poético Los cuadernos quemados (1961). También
en 1938, Ajmátova quemó sus cuadernos de poesía por temor a que fueran
descubiertos por la policía.
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