martes, 6 de abril de 2021

"Lo que dijo el trueno" - T.S.Eliot (La tierra baldía, 1922)

 V. LO QUE DIJO EL TRUENO [65]

 

Tras la roja luz de antorcha en caras sudorosas

tras el silencio escarchado en los jardines

tras la agonía en los pedregales

los gritos y los llantos

prisión y palacio y reverbero

de trueno primaveral en montañas lejanas

Quien estaba vivo está ya muerto

nosotros vivíamos y estamos muriendo

con un poco de paciencia[66]

Aquí no hay agua sino sólo roca

roca sin agua y el camino de arena

el camino que serpentea arriba en las montañas

que son montañas de roca sin agua

si hubiera agua nos sentaríamos a beber

en medio de la roca no puede uno parar o pensar

seco está el sudor y los pies en la arena

si por lo menos hubiera agua entre la roca

muerta montaña con boca llena de caries que no puede escupir

uno no puede aquí estar ni yacer ni sentarse

no hay siquiera silencio en las montañas

sino seco trueno estéril sin lluvia

no hay siquiera soledad en las montañas

sino muecas en hoscas caras que gruñen

en puertas de casas de barro con grietas

                                                                 Si hubiera agua

    en vez de roca

    si hubiera roca

    y también agua

    y agua

    un manantial

    una poza entre la roca

    si por lo menos se oyera el sonido del agua

    no la cigarra

    y la yerba seca cantando

    sino el agua resonante sobre una roca

    donde canta el zorzal ermitaño en los pinares[67]

    Drip drop drip drop drop drop drop

    pero no hay agua[68]

¿Quién es el tercero que camina siempre a tu lado[69]?

Si cuento, sólo estamos tú y yo juntos

pero cuando levanto la vista al camino blanco

siempre hay otro caminando a tu lado

escabulléndose envuelto en un manto marrón,

lleva capucha y no sé si es hombre o mujer

—pero ¿quién es ése a tu otro lado?

 

Qué es ese sonido alto en el aire

murmullo de maternal lamentación

quiénes son esas hordas encapuchadas pululando

en infinitas llanuras, tropezando en la tierra agrietada

circundada solo por el horizonte plano

Cuál ciudad en las montañas

cruje y se renueva y estalla en el aire violeta

torres que se derrumban

Jerusalén Atenas Alejandría

Viena Londres

Irreal[70]

 

Una mujer se estiraba su larga cabellera negra

y arrancaba susurrante música de esas cuerdas

y murciélagos con cara de recién nacidos

en el aire violeta silbaban y batían las alas

reptaban cabeza abajo por un muro ennegrecido

y arriba en el aire había torres

tocando campanas evocadoras que daban las horas

y voces que cantan en cisternas vacías y pozos exhaustos.

 

En este hoyo pútrido entre las montañas

a la desvaída luz de la luna, la yerba canta

en lápidas rotas, allá por la capilla

está la capilla vacía, ya sólo hogar del viento.

No hay ventanas y la puerta baila,

los huesos secos no hacen daño a nadie.

Sólo un gallo había en lo alto del tejado

Co co rico co co rico

En el vislumbre del relámpago. Y una ráfaga húmeda

trae lluvia de pronto

 

Bajo iba Ganga y las hojas mustias

esperaban lluvia, mientras negras nubes

se amasaban en la lejanía, sobre Himavant.

La jungla se encogió, agachada en silencio.

Y así habló el trueno

DA

Datta: ¿qué hemos dado?[71]

Amigo mío, sangre que me sacude el corazón

la terrible osadía de un instante de rendición

que ni toda una era de prudencia podría reparar

por eso y sólo por eso hemos existido

lo que no se hallará en nuestros obituarios

ni en recuerdos velados por la benéfica araña[72]

o en sellos rotos por el flaco notario

en nuestras estancias vacías

DA

Dayadhvam: he oído cómo la llave[73]

gira en la puerta una vez y una tan sólo

pensamos en la llave, cada uno en su prisión

pensando en la llave, confirma cada uno una prisión

sólo al caer la noche, rumores etéreos

reviven por un instante a un abatido Coriolano[74]

DA

Damyata: La barca respondió

jovial a la mano experta con vela y remo

el mar estaba en calma, tu corazón hubiera respondido

jovial, como invitado, latiendo obediente

a manos gobernantes

 

                                                 Me senté en la orilla

pescando, con la árida llanura a mi espalda[75]

¿Pondré al menos orden en mis tierras?

El Puente de Londres se está cayendo cayendo cayendo

Poi s’ascose nel foco che gli affina[76]

Quando fiam uti chelidon —oh golondrina golondrina[77]

Le Prince d’Aquitaine à la tour abolie[78]

Con estos fragmentos he soportado mis ruinas

Bueno, os ayudaré. Jerónimo está loco otra vez.[79]

Datta. Dayadhvam. Damyata.

                       Shantih shantih shantih.[80]


 (Traducción de Agustí Bartra i Lleonart, 1977)


NOTAS

[65] En la primera parte de la sección V, se utilizan tres asuntos: el viaje a Emaús, la aproximación a la Capilla Peligrosa (véase el libro de miss Wenton) y la presente decadencia de la Europa oriental. (N. del A.)

El título, según aclara el propio Eliot en su nota al verso 402, procede de la fábula del trueno que se encuentra en uno de los Upanishads, los libros sagrados hinduistas escritos en sánscrito. En concreto, la fábula aparece en el Brihadaranyaka-Upanishad, 5. Entre 1911 y 1913, Eliot estudió filosofía oriental en Harvard, sánscrito con el profesor James Woods y filología hindú con el profesor Charles Lanman. Descubrió así los Upanishads y también el Bhagavad Gita, el libro VI del Mahabharata, el gran poema épico hindú. Las dos obras ejercerían una honda influencia en su poesía. A pesar de que Eliot no da pistas de ello, resulta plausible ver, en la imagen del trueno así como en otras de esta última parte del poema, reminiscencias del Apocalipsis, como por ejemplo el momento en que Juan dice: «Después que los siete truenos hablaron, iba yo a escribir, pero oí una voz del cielo, que me decía: “Sella las cosas que han dicho los siete truenos y no las escribas”» (Apocalipsis 10, 4).

[66] En esta primera estrofa parecen mezclarse varias referencias evangélicas, como la escena del prendimiento de Jesús en el huerto de Getsemaní (por ejemplo en Lucas 22, 44) y en general de la Pasión.

En el verso 324, «pedregales» tiene también un origen claramente bíblico: stony places aparece en varias ocasiones en la Biblia inglesa del rey Jacobo (la llamada Versión Autorizada de 1611), así como en el Salmo 141 o en el Evangelio de Mateo (13, 5), en la parábola del sembrador. La imagen contiene una idea de esterilidad que hay que vincular con la «basura pétrea» del verso 20.

[67] Es el Turdus aonalaschkae pallasii, el tordo ermitaño que he oído en la provincia de Quebec. Dice Chapman (Handbook of Birds of Eastern North America) que «le gusta habitar sobre todo en tierras boscosas y en rincones con matorrales. […] Sus notas no son especialmente destacables en cuanto a variedad y volumen, pero en pureza y dulzura, así como en exquisita modulación, no tienen rival». Su «canción-goteo» es justamente célebre. (N. del A.)

El libro al que se refiere Eliot es concretamente Handbook of Birds of Eastern North America (Manual de aves del noroeste de América, D. Appleton, Nueva York, 1895) de Frank M. Chapman. Eliot, que es un poeta fundamentalmente urbano, prestó siempre mucha atención a las aves, que suelen tener una función muy específica en sus poemas. El zorzal vuelve a aparecer en Burnt Norton (1936), el primero de los Cuatro cuartetos, en unos versos que dicen «Shall we follow / The deception of the thrush?» («¿Debemos atender / el engaño del zorzal?»). Ese pájaro no tiene sólo un canto que suena como un goteo, como dice Eliot en su nota, sino que tiene la habilidad de imitar el canto de otros pájaros, algo que probablemente no sea casual en un poeta que convoca tantas tradiciones en su propia poesía.

[68] Eliot consideraba ésta la mejor parte del poema (vv. 331-359), al menos así se lo dijo en una carta del 4 de octubre de 1923 a Ford Madox Ford: «En cuanto a los versos a los que me refiero [en una carta anterior del 14 de agosto del mismo año le había retado a encontrar los mejores de la obra], no hace falta que te rompas la cabeza. Son los treinta y nueve versos de la canción-goteo en la última parte», The Letters of T. S. Eliot. Volume 2: 1923-1925, Valerie Eliot y Hugh Haughton, eds., Faber & Faber, Londres, 2009, p. 240.

En su nota introductoria a esta parte, Eliot nos remite a otro relato evangélico, el viaje a Emaús, según lo cuenta Lucas 24, 13-32, donde se narra la aparición de Jesús a sus discípulos tras comprobar que el cuerpo no está en el sepulcro.

[69] Los versos siguientes fueron estimulados por el relato de una de las expediciones antárticas (he olvidado cuál, pero creo que es una de Shackleton): se decía que el grupo de exploradores, en el límite de sus fuerzas, tenía la constante ilusión de que había un miembro más de los que realmente se podía contar. (N. del A.)

Muy ociosamente, Eliot comenta que la imagen podría haber surgido del relato de una de las expediciones de sir Ernest Shackleton (1874-1922), un explorador cuyo tercer intento de cruzar el Antártico a bordo del Endurance terminó en una odisea que les llevó a encallar en el hielo y a volver con sus hombres a pie durante dos años. Shackleton publicó el relato de la aventura: South: The Story of Shackleton’s Last Expedition, 1914-1917 (La historia de la última expedición de Shackleton, Londres, 1919).

[70] Compárese con Hermann Hesse, Blick ins Chaos:

Schon ist halb Europa, schon ist zumindest der halbe Osten Europas auf dem Wege zum Chaos, fahrt betrunken im heiligem Wahn am Abgrund entlang und singt dazu, singt betrunken und hymnisch wie Dmitri Karamasoff sang. Ueber diese Lieder lacht der Bürger beleidigt, der Heilige und Seher hort sie mit Tränen. (N. del A.)

Eliot dice en su nota haberse inspirado para estos versos en el libro de Hermann Hesse (1872-1962) Blick ins Chaos: Drei Aufsatze (Vista del caos: tres ensayos, Berna, 1920), del que Eliot cita un párrafo en alemán sobre la revolución rusa y el desmantelamiento del imperio austrohúngaro: «Ya está la mitad de Europa, ya está al menos la mitad de Europa oriental de camino al caos, avanza ebria en santa locura al filo del abismo y canta, canta ebria himnos como cantaba Dmitri Karamasoff. De estas canciones se ríe el ciudadano ofendido, el santo y el profeta las escuchan llorando».

[71] «Datta, dayadhvam, damyata» (da, compadece, controla). La fábula del sentido del Trueno se encuentra en el Brihadaranyaka-Upanishad, 5, 1. Hay una traducción en el Sechzig Upanishads des Veda, de Deussen, p. 489. (N. del A.)

En su nota sobre las tres palabras en sánscrito que se suceden para albergar estos versos (da, compadece, controla), según la voz celestial del trueno, Eliot cita como referencia la traducción alemana de los Upanishads hecha por Paul Deussen: Sechzig Opanishads des Veda (Sesenta Upanishads de los Vedas; Leipzig, 1897).

[72] Compárese con Webster, El diablo blanco, V, vi:

            …se casarán

antes de que el gusano horade tu mortaja, antes de que la araña

haga una fina cortina para tus epitafios. (N. del A.)

Eliot nos remite de nuevo a unos versos (w. 154-158) de John Webster en El diablo blanco.

[73] Compárese con Inferno, XXXIII, 46:

… ed io sentí chiavar l’uscio disotto

a l’orrihile torre.

También con Apariencia y realidad, de F. H. Bradley, p. 346:

Mis sensaciones externas no son menos privadas para mi yo que mis pensamientos o mis sentimientos. En cualquiera de los casos, mi experiencia se inscribe dentro de mi propio círculo, un círculo cerrado al exterior; e, igual que con todos sus elementos, cada esfera es opaca a las otras que la rodean. […] En resumen, considerada como una existencia que se revela a un alma, el mundo entero para cada uno es peculiar y privativo de esa alma. (N. del A.)

Eliot nos remite una vez más a Dante, a unos versos del Infierno que hablan del conde Ugolino, que fue condenado a morir de hambre en una torre con sus cuatro hijos, que murieron primero, de modo que Ugolino se comió sus cadáveres. Los versos recuerdan el momento en que se cierra para siempre la torre, aunque Eliot adapta chiavar como «cerrar con llave»:

y oigo clavar la puerta de abajo

en la horrible torre.

Eliot también cita a F. H. Bradley (1846-1924), otra de las influencias dominantes en su juventud. Bradley es uno de los escasos filósofos idealistas británicos, seguidor en Inglaterra de Kant y Hegel. Tras su primer viaje a Europa, Eliot regresó a Harvard y estudió Apariencia y realidad (1913), donde encontró un camino espiritual, pues Bradley postulaba que la experiencia no tiene ninguna utilidad sin un punto de vista religioso.

Eliot leyó su tesis doctoral sobre Bradley en 1916, tesis que se publicó un año antes de su muerte: Knowledge and Experience in the Philosophy of F. H. Bradley (Conocimiento y experiencia en la filosofía de F. H. Bradley, Faber & Faber, Londres, 1964).

[74] Coriolano es el protagonista de la tragedia homónima de Shakespeare, escrita entre 1607 y 1608. Se trata de un general romano, que es desterrado de Roma y organiza un asedio a la ciudad. En «Hamlet y sus problemas» (1919), un ensayo temprano y recogido en El bosque sagrado (1921), Eliot aseguró que Coriolano era «el éxito artístico más seguro de Shakespeare».

[75] Véase Weston: From Ritual to Romance; capítulo dedicado al Rey Pescador. (N. del A.)

[76] Véase Purgatorio, XXVI, 148.

«Ara vos prec per aquella valor

que vos guida al som de l’escalina,

sovenha vos a temps de ma dolor».

Poi s’ascose nel foco che gli affina.(N. del A.)

Como se explica en la nota sobre la dedicatoria a Pound, éstos son los versos que Dante inventa en lengua provenzal para hacer hablar al trovador Arnaut Daniel:

«Ahora os ruego, por aquella virtud

que os lleva a lo alto de la escalera,

que os acordéis a tiempo de mi dolor».

Luego se hundió en el fuego que les afina.

 

Eliot, por cierto, publicó una recopilación de sus poemas con el título de Ara vos prec (The Ovid Press, Londres, 1920). Y la fijación por estos versos vuelve a salir en la sección IV de Miércoles de ceniza (1930).

[77] Véase Pervigilium Veneris. Compárese con Filomela en las partes II y III. (N. del A.)

Pervigilium Veneris (La vigilia de Venus, s. IV?) es un poema latino atribuido a Tiberiano. Eliot cita de un pasaje que recrea el mito de Filomela (véase la nota a los versos 99-103). El verso que cita («Quando fiam uti chelidon, ut tacere desinam?») puede traducirse como («Cuando me transforme en golondrina, ¿dejaré de estar callado?»).

[78] Véase el soneto de Gérard de Nerval «El desdichado». (N. del A.)

Eliot remite al soneto «El desdichado» (1853), del poeta francés Gérard de Nerval (1808-1855), en concreto a sus primeros versos:

Je suis le ténebreux —le veuf—, l’inconsolé,

Le Prince d’Aquitaine d la tour abolie.

 

[Soy el tenebroso, el viudo, el inconsolable,

el príncipe de Aquitania en su torre abolida.]

[79] Véase Spanish Tragedy de Kyd. (N. del A.)

Eliot remite a The Spanish Tragedy (La tragedia española, 1592), una tragedia de venganza del dramaturgo isabelino Thomas Kyd (1557-1595), subtitulada Hyeronimo is Mad Againe (Jerónimo está loco otra vez). Jerónimo venga la muerte de su hijo escribiendo una obra en la que actúan los asesinos hablando en diferentes lenguas. El verso citado en el poema procede de un parlamento (IV, i, 67-71) en el que se habla de la futilidad de la poesía:

Why then, I’ll fit you: say no more.

When I was Young, I gave my mind.

And plied myself to fruitless poetry;

Which though it profit the profesor naught,

Yet it is passing pleasing to the world.

 

Que podemos traducir como:

Bueno, os ayudaré. No se hable más.

Cuando era joven, me entregué

y me dediqué a la inútil poesía,

que aunque no da nada al profesional,

se aparece al mundo placentera.

[80] Shantih. Repetido como aquí, es la culminación formal de un Upanishad. «La paz que traspasa el entendimiento» es nuestro equivalente a esta palabra. (N. del A.)

La frase bíblica a la que se refiere Eliot en su nota procede de la carta de san Pablo a los Filipenses, 4,7: «Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús».

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