martes, 20 de abril de 2021

H.D. - "No caen las murallas" (1942)

Fuente: http://blogdelamasijo.blogspot.com/2013/05/hilda-doolittle-hd-no-caen-las-murallas.html

1

Un incidente aquí y allá,

y rieles desaparecidos (por armas)

de la vieja plaza de tu ciudad (y la mía):

 

neblina y gris niebla, ningún color,

todavía  la abeja de Luxor, pollo y liebre

persiguen inalterables un propósito

 

en verde, rojo rosado, lapislázuli;

continúan profetizando

de papiros de piedra:

 

allá, como aquí, la ruina abre

la tumba, el templo; entra,

allá como aquí, no hay puertas:

 

el santuario abierto al cielo,

la lluvia cae, aquí, allá

la arena se amontona; la eternidad perdura:

 

ruina en todas partes, así como el techo caído

deja la habitación sellada

al aire libre,

 

entonces, por medio de nuestra desolación,

los pensamientos se agitan, la inspiración nos

acecha a través de la penumbra:

 

ignorante, el Espíritu anuncia la Presencia;

nos sobreviene un escalofrío,

como antaño, Samuel:

 

temblando en una esquina familiar,

no sabemos ni somos sabidos;

la Pitia se pronuncia —pasamos

 

a otra bóveda, a otro muro hecho pedazos

donde los utensilios se ven

como raros objetos en un museo;

 

Pompeya no tiene nada que enseñarnos,

sabemos de la grieta de la fisura volcánica,

el flujo lento de la lava,

 

presión en corazón, pulmones, el cerebro

a punto de reventar su frágil caja

(¡cuánto soporta el cráneo!):

 

sobre nosotros, Apócrifo fuego,

debajo de nosotros, la oscilación terrestre, hundimiento del suelo,

inclinación del pavimento

 

donde los hombres oscilan, ebrios

con un desconcierto nuevo,

brujería, tormento:

 

la armadura de hueso no fue hecha para

semejante shock tejido por el terror,

y aún así el esqueleto le hace frente:

 

¿la carne? derretida,

el corazón quemado, brasa muerta,

tendones, músculos destrozados, caparazón exterior desmembrada

 

y sin embargo la estructura resistió:

sobrevivimos al  fuego: nos preguntamos

¿qué nos salvó? ¿para qué?

 

I

An incident here and there,

and rails gone (for guns)

from your (and my) old town square:

 

mist and mist-grey, no colour,

still the Luxor bee, chick and hare

pursue unalterable purpose

 

in green, rose-red, lapis;

they continue to prophesy

from the stone papyrus:

 

there, as here, ruin opens

the tomb, the temple; enter,

there as here, there are no doors:

 

the shrine lies open to the sky,

the rain falls, here, there

sand drifts; eternity endures:

 

ruin everywhere, yet as the fallen roof

leaves the sealed room

open to the air,

 

so, through our desolation,

thoughts stir, inspiration stalks us

through gloom:

 

unaware, Spirit announces the Presence;

shivering overtakes us,

as of old, Samuel:

 

trembling at a known street-corner,

we know not nor are known;

the Pythian pronounces —we pass on

 

to another cellar, to another sliced wall

where poor utensils show

like rare objects in a museum;

 

Pompei has nothing to teach us,

we know crack of volcanic fissure,

slow flow of terrible lava,

 

pressure on heart, lungs, the brain

about to burst its brittle case

(what the skull can endure!):

 

over us, Apocryphal fire,

under us, the earth sway, dip of a floor,

slope of a pavement

 

where men roll, drunk

with a new bewilderment,

sorcery, bedevilment:

 

the bone-frame was made for

no such shock knit within terror,

yet the skeleton stood up to it:

 

the flesh? it was melted away,

the heart burnt out, dead ember,

tendons, muscles shattered, outer husk dismembered

 

yet the frame held:

we passed the flame: we wonder

what saved us? what for?

 

2.

El Mal estaba activo en la tierra,

el Bien empobrecido y triste;

 

el Mal prometía aventura,

el Bien era obeso y presumido;

 

el Diablo nos perseguía,

disfrazado de Jehová;

 

el Bien era una vaina sin sabor,

arrancado de semillas de maná, lentejas, legumbres:

 

ellos estaban furiosos mientras nosotros estábamos hambrientos

del alimento, Dios;

 

nos quitaron nuestros amuletos,

los talismanes no son, dijeron, la gracia;

 

pero los dioses siempre nos muestran dos caminos,

así que busquemos las viejas carreteras

 

hacia las runas verdaderas, el hechizo correcto,

recuperemos nuestros viejos valores;

 

no escuchemos si ellos gritan,

tu belleza Isis, Ast o Astarté,

 

es una ramera; eres retrógrada,

idólatra, deseas viejas ollas de carne;

 

tu corazón, además,

es una gangrena mortal,

 

ellos prosiguen, y

su ritmo es el himno del diablo,

 

tu pluma es sumergida en sublimado corrosivo,

¿cómo puedes borrar

 

tinta indeleble del palimpsesto

la pasada desventura?

 

2.

Evil was active in the land,

Good was impoverished and sad;

 

Ill promised adventure,

Good was smug and fat;

 

Dev-ill was after us,

tricked up like Jehovah;

 

Good was the tasteless pod,

Stripped from the manna-beans, pulse, lentils:

 

they were angry when we were hungry

for the nourishment, God;

 

they snatched off our amulets,

charms are not, they said, grace;

 

but gods always face two-ways,

so let us search the old highways

 

for the true-rune, the right-spell,

recover old values;

 

nor listen if they shout out,

your beauty, Isis, Aset or Astarte,

 

is a harlot; you are retrogressive,

zealot, hankering after old flesh-pots;

 

your heart, moreover,

is a dead canker,

 

they continue, and

your rhythm is the devil’s hymn,

 

your stylus is dipped in corrosive sublimate,

how can you scratch out

 

indelible ink of the palimpsest

of past misadventure?

 

8

Entonces revelamos nuestro estado

con dos cuernos, disco, serpiente erguida,

 

aunque estos, o la doble pluma o el loto

son, nos dicen ahora, frívolos adornos

 

adornos intelectuales;

los poetas no sirven para nada,

 

y más que eso,

nosotros, verdaderas reliquias,

 

portadores de la sabiduría oculta,

vestigios vivos

 

del sector interno

de los santuarios de los iniciados,

 

no solo somos ‘no-utilitarios’.

somos ‘patéticos’:

 

esta es la nueva herejía;

si ni siquiera entienden lo que dicen las palabras,

 

¿cómo pueden juzgar

lo que las palabras ocultan?

 

sin embargo las antiguas rúbricas revelan que

volvemos al principio:

 

hay mucho que andar,

caminen con cuidado, diríjanse con cortesía

 

a quienes han cumplido con su ciclo de gusano,

porque los dioses fueron aplastados antes

 

y los ídolos, y su secreto está guardado

en el discurso mismo del hombre,

 

en lo trivial o

en el sueño verdadero; insignia

 

en la cresta de la garza,

el lomo del áspid;

 

enigmas, rúbricas que prometen como antes,

protección al escriba;

 

él tiene prioridad sobre el sacerdote,

y solo es el segundo después del Faraón.

 

8

So we reveal our status

with twin-horns, disk, erect serpent,

 

though these or the double-plume or lotus

are, you now tell us, trivial

 

intellectual adornment;

poets are useless,

 

more than that,

we, authentic relic,

 

bearers of the secret wisdom,

living remnant

 

of the inner band

of the sanctuaries’ initiate,

 

are not only ‘non-utilitarian’,

we are ‘pathetic’:

 

this is the new heresy;

but if you do not even understand what words say,

 

how can you expect to pass judgement

on what words conceal?

 

yet the ancient rubrics reveal that

we are back at the beginning:

 

you have a long way to go,

walk carefully, speak politely

 

to those who have done their worm-cycle,

for gods have been smashed before

 

and idols and their secret is stored

in man’s every speech,

 

in the trivial or

the real dream; insignia

 

in the heron’s crest,

the asp’s back,

 

enigmas, rubrics promise as before,

protection for the scribe;

 

he takes precedence of the priest,

stands second only to the Pharoah.

 

41

Sirio:

¿qué misterio es este?

eres semilla,

grano junto a la arena,

plantado en el surco

negro como el plomo.

Sirio:

¿qué misterio es este?

te has ahogado

en el río;

los riachuelos de la primavera

empujan las compuertas del agua.

Sirio:

¿qué misterio es este?

donde el calor quiebra y agrieta

el desierto de arena,

tú eres una neblina

de nieve: blancas, diminutas flores.

 

41

sirius:

What mystery is this?

you are seed,

corn near the sand,

enclosed in black-lead,

ploughed land.

Sirius:

what mystery is this?

you are drowned

in the river;

the spring freshets

push open the water-gates.

Sirius:

what mystery is this?

Where heat breaks and cracks

the sand-waste,

you are a mist

of snow: white, little flowers.

 

43

Pero no caen las murallas,

no entiendo por qué;

hay un ssss-silbido,

una nueva dimensión,

desconocida, del relámpago;

estamos indefensos,

polvo y pólvora anegan los pulmones,

nuestros cuerpos chocan

al cruzar las puertas desgoznadas,

ceden los dinteles

formando un aspa;

caminamos sin descanso

bajo un aire leve

que se espesa en niebla cegadora,

entonces nos apartamos

sin demora, porque ni del aire

podemos fiarnos,

denso donde habría de ser fino

y tenue

donde las alas se separan y abren,

y el éter

pesa más que el suelo,

y el suelo se comba

como en un naufragio;

no conocemos reglas

por las que guiarnos,

somos navegantes, exploradores

de lo desconocido,

lo no registrado;

carecemos de mapa;

quizá arribemos a puerto,

a cielo.

 

43

Still the walls do not fall,

I do not know why;

there is zrr-hiss,

lightning in a not-known,

unregistered dimension;

we are powerless,

dust and powder fill our lungs

our bodies blunder

through doors twisted on hinges,

and the lintels slant

cross-wise;

we walk continually

on thin air

that thickens to a blind fog,

then step swiftly aside,

for even the air

is independable,

thick where it should be fine

and tenuous

where wings separate and open,

and the ether

is heavier than the floor,

and the floor sags

like a ship floundering;

we know no rule

of procedure,

we are voyagers, discoverers

of the not-known,

the unrecorded;

we have no map;

possibly we will reach haven,

heaven.

sábado, 17 de abril de 2021

César Vallejo - seis poemas de "Los heraldos negros" (1918)

Ágape

 

Hoy no ha venido nadie a preguntar;

ni me han pedido en esta tarde nada.

 

No he visto ni una flor de cementerio

en tan alegre procesión de luces.

Perdóname, Señor: qué poco he muerto!

 

En esta tarde todos, todos pasan

sin preguntarme ni pedirme nada.

 

Y no sé qué se olvidan y se queda

mal en mis manos, como cosa ajena.

 

He salido a la puerta,

y me da ganas de gritar a todos:

Si echan de menos algo, aquí se queda!

 

Porque en todas las tardes de esta vida,

yo no sé con qué puertas dan a un rostro,

y algo ajeno se toma el alma mía.

 

Hoy no ha venido nadie;

y hoy he muerto qué poco en esta tarde!

 

ROSA BLANCA

 

Me siento bien. Ahora

brilla un estoico hielo

en mí.

Me da risa esta soga

rubí

que rechina en mi cuerpo.

Soga sin fin,

como una

voluta

descendente

de

mal...

Soga sanguínea y zurda

formada de

mil dagas en puntal.

Que vaya así, trenzando

sus rollos de crespón;

y que ate el gato trémulo

del Miedo al nido helado,

al último fogón.

Yo ahora estoy sereno,

con luz.

Y maya en mi Pacífico

un náufrago ataúd.

 

El pan nuestro

 

Se bebe el desayuno... Húmeda tierra

de cementerio huele a sangre amada.

Ciudad de invierno... La mordaz cruzada

de una carreta que arrastrar parece

una emoción de ayuno encadenada!

 

Se quisiera tocar todas las puertas,

y preguntar por no sé quién; y luego

ver a los pobres, y, llorando quedos,

dar pedacitos de pan fresco a todos.

Y saquear a los ricos sus viñedos

con las dos manos santas

que a un golpe de luz

volaron desclavadas de la Cruz!

 

Pestaña matinal, no os levantéis!

¡El pan nuestro de cada día dánoslo,

Señor...!

 

Todos mis huesos son ajenos;

yo talvez los robé!

Yo vine a darme lo que acaso estuvo

asignado para otro;

y pienso que, si no hubiera nacido,

otro pobre tomara este café!

Yo soy un mal ladrón... A dónde iré!

 

Y en esta hora fría, en que la tierra

trasciende a polvo humano y es tan triste,

quisiera yo tocar todas las puertas,

y suplicar a no sé quién, perdón,

y hacerle pedacitos de pan fresco

aquí, en el horno de mi corazón...!

 

Retablo

 

Yo digo para mí: por fin escapo al ruido;

nadie me ve que voy a la nave sagrada.

Altas sombras acuden,

y Darío que pasa con su lira enlutada.

 

Con paso innumerable sale la dulce Musa,

y a ella van mis ojos, cual polluelos al grano.

La acosan tules de éter y azabaches dormidos,

en tanto sueña el mirlo de la vida en su mano.

 

Dios mío, eres piadoso, porque diste esta nave,

donde hacen estos brujos azules sus oficios.

Darío de las Américas celestes! Tal ellos se parecen

a ti! Y de tus trenzas frabrican sus cilicios.

 

Como ánimas que buscan entierros de oro absurdo,

aquellos arciprestes vagos del corazón,

se internan, y aparecen... y, hablándonos de lejos,

nos lloran el suicidio monótono de Dios!

 

Unidad

 

En esta noche mi reloj jadea

junto a la sien oscurecida, como

manzana de revólver que voltea

bajo el gatillo sin hallar el plomo.

 

La luna blanca, inmóvil, lagrimea,

y es un ojo que apunta… Y siento cómo

se acuña el gran Misterio en una idea

hostil y ovoidea, en un bermejo plomo.

 

¡Ah, mano que limita, que amenaza

tras de todas las puertas, y que abierta

en todos los relojes, cede y pasa!

 

Sobre la araña gris de tu armazón,

otra gran Mano hecha de luz sustenta

un plomo en forma azul de corazón.


LOS ARRIEROS


Arriero, vas fabulosamente vidriado de sudor.

La hacienda Menocucho

cobra mil sinsabores diarios por la vida.

Las doce. Vamos a la cintura del día.

El sol que duele mucho.

 

Arriero, con tu poncho colorado te alejas,

saboreando el romance peruano de tu coca.

Y yo desde una hamaca,

desde un siglo de duda,

cavilo tu horizonte y atisbo, lamentado,

por zancudos y por el estribillo gentil

y enfermo de una "paca-paca".

Al fin tú llegarás donde debes llegar,

arriero, que, detrás de tu burro santurrón,

te vas...,

te vas...

martes, 6 de abril de 2021

"Lo que dijo el trueno" - T.S.Eliot (La tierra baldía, 1922)

 V. LO QUE DIJO EL TRUENO [65]

 

Tras la roja luz de antorcha en caras sudorosas

tras el silencio escarchado en los jardines

tras la agonía en los pedregales

los gritos y los llantos

prisión y palacio y reverbero

de trueno primaveral en montañas lejanas

Quien estaba vivo está ya muerto

nosotros vivíamos y estamos muriendo

con un poco de paciencia[66]

Aquí no hay agua sino sólo roca

roca sin agua y el camino de arena

el camino que serpentea arriba en las montañas

que son montañas de roca sin agua

si hubiera agua nos sentaríamos a beber

en medio de la roca no puede uno parar o pensar

seco está el sudor y los pies en la arena

si por lo menos hubiera agua entre la roca

muerta montaña con boca llena de caries que no puede escupir

uno no puede aquí estar ni yacer ni sentarse

no hay siquiera silencio en las montañas

sino seco trueno estéril sin lluvia

no hay siquiera soledad en las montañas

sino muecas en hoscas caras que gruñen

en puertas de casas de barro con grietas

                                                                 Si hubiera agua

    en vez de roca

    si hubiera roca

    y también agua

    y agua

    un manantial

    una poza entre la roca

    si por lo menos se oyera el sonido del agua

    no la cigarra

    y la yerba seca cantando

    sino el agua resonante sobre una roca

    donde canta el zorzal ermitaño en los pinares[67]

    Drip drop drip drop drop drop drop

    pero no hay agua[68]

¿Quién es el tercero que camina siempre a tu lado[69]?

Si cuento, sólo estamos tú y yo juntos

pero cuando levanto la vista al camino blanco

siempre hay otro caminando a tu lado

escabulléndose envuelto en un manto marrón,

lleva capucha y no sé si es hombre o mujer

—pero ¿quién es ése a tu otro lado?

 

Qué es ese sonido alto en el aire

murmullo de maternal lamentación

quiénes son esas hordas encapuchadas pululando

en infinitas llanuras, tropezando en la tierra agrietada

circundada solo por el horizonte plano

Cuál ciudad en las montañas

cruje y se renueva y estalla en el aire violeta

torres que se derrumban

Jerusalén Atenas Alejandría

Viena Londres

Irreal[70]

 

Una mujer se estiraba su larga cabellera negra

y arrancaba susurrante música de esas cuerdas

y murciélagos con cara de recién nacidos

en el aire violeta silbaban y batían las alas

reptaban cabeza abajo por un muro ennegrecido

y arriba en el aire había torres

tocando campanas evocadoras que daban las horas

y voces que cantan en cisternas vacías y pozos exhaustos.

 

En este hoyo pútrido entre las montañas

a la desvaída luz de la luna, la yerba canta

en lápidas rotas, allá por la capilla

está la capilla vacía, ya sólo hogar del viento.

No hay ventanas y la puerta baila,

los huesos secos no hacen daño a nadie.

Sólo un gallo había en lo alto del tejado

Co co rico co co rico

En el vislumbre del relámpago. Y una ráfaga húmeda

trae lluvia de pronto

 

Bajo iba Ganga y las hojas mustias

esperaban lluvia, mientras negras nubes

se amasaban en la lejanía, sobre Himavant.

La jungla se encogió, agachada en silencio.

Y así habló el trueno

DA

Datta: ¿qué hemos dado?[71]

Amigo mío, sangre que me sacude el corazón

la terrible osadía de un instante de rendición

que ni toda una era de prudencia podría reparar

por eso y sólo por eso hemos existido

lo que no se hallará en nuestros obituarios

ni en recuerdos velados por la benéfica araña[72]

o en sellos rotos por el flaco notario

en nuestras estancias vacías

DA

Dayadhvam: he oído cómo la llave[73]

gira en la puerta una vez y una tan sólo

pensamos en la llave, cada uno en su prisión

pensando en la llave, confirma cada uno una prisión

sólo al caer la noche, rumores etéreos

reviven por un instante a un abatido Coriolano[74]

DA

Damyata: La barca respondió

jovial a la mano experta con vela y remo

el mar estaba en calma, tu corazón hubiera respondido

jovial, como invitado, latiendo obediente

a manos gobernantes

 

                                                 Me senté en la orilla

pescando, con la árida llanura a mi espalda[75]

¿Pondré al menos orden en mis tierras?

El Puente de Londres se está cayendo cayendo cayendo

Poi s’ascose nel foco che gli affina[76]

Quando fiam uti chelidon —oh golondrina golondrina[77]

Le Prince d’Aquitaine à la tour abolie[78]

Con estos fragmentos he soportado mis ruinas

Bueno, os ayudaré. Jerónimo está loco otra vez.[79]

Datta. Dayadhvam. Damyata.

                       Shantih shantih shantih.[80]


 (Traducción de Agustí Bartra i Lleonart, 1977)


NOTAS

[65] En la primera parte de la sección V, se utilizan tres asuntos: el viaje a Emaús, la aproximación a la Capilla Peligrosa (véase el libro de miss Wenton) y la presente decadencia de la Europa oriental. (N. del A.)

El título, según aclara el propio Eliot en su nota al verso 402, procede de la fábula del trueno que se encuentra en uno de los Upanishads, los libros sagrados hinduistas escritos en sánscrito. En concreto, la fábula aparece en el Brihadaranyaka-Upanishad, 5. Entre 1911 y 1913, Eliot estudió filosofía oriental en Harvard, sánscrito con el profesor James Woods y filología hindú con el profesor Charles Lanman. Descubrió así los Upanishads y también el Bhagavad Gita, el libro VI del Mahabharata, el gran poema épico hindú. Las dos obras ejercerían una honda influencia en su poesía. A pesar de que Eliot no da pistas de ello, resulta plausible ver, en la imagen del trueno así como en otras de esta última parte del poema, reminiscencias del Apocalipsis, como por ejemplo el momento en que Juan dice: «Después que los siete truenos hablaron, iba yo a escribir, pero oí una voz del cielo, que me decía: “Sella las cosas que han dicho los siete truenos y no las escribas”» (Apocalipsis 10, 4).

[66] En esta primera estrofa parecen mezclarse varias referencias evangélicas, como la escena del prendimiento de Jesús en el huerto de Getsemaní (por ejemplo en Lucas 22, 44) y en general de la Pasión.

En el verso 324, «pedregales» tiene también un origen claramente bíblico: stony places aparece en varias ocasiones en la Biblia inglesa del rey Jacobo (la llamada Versión Autorizada de 1611), así como en el Salmo 141 o en el Evangelio de Mateo (13, 5), en la parábola del sembrador. La imagen contiene una idea de esterilidad que hay que vincular con la «basura pétrea» del verso 20.

[67] Es el Turdus aonalaschkae pallasii, el tordo ermitaño que he oído en la provincia de Quebec. Dice Chapman (Handbook of Birds of Eastern North America) que «le gusta habitar sobre todo en tierras boscosas y en rincones con matorrales. […] Sus notas no son especialmente destacables en cuanto a variedad y volumen, pero en pureza y dulzura, así como en exquisita modulación, no tienen rival». Su «canción-goteo» es justamente célebre. (N. del A.)

El libro al que se refiere Eliot es concretamente Handbook of Birds of Eastern North America (Manual de aves del noroeste de América, D. Appleton, Nueva York, 1895) de Frank M. Chapman. Eliot, que es un poeta fundamentalmente urbano, prestó siempre mucha atención a las aves, que suelen tener una función muy específica en sus poemas. El zorzal vuelve a aparecer en Burnt Norton (1936), el primero de los Cuatro cuartetos, en unos versos que dicen «Shall we follow / The deception of the thrush?» («¿Debemos atender / el engaño del zorzal?»). Ese pájaro no tiene sólo un canto que suena como un goteo, como dice Eliot en su nota, sino que tiene la habilidad de imitar el canto de otros pájaros, algo que probablemente no sea casual en un poeta que convoca tantas tradiciones en su propia poesía.

[68] Eliot consideraba ésta la mejor parte del poema (vv. 331-359), al menos así se lo dijo en una carta del 4 de octubre de 1923 a Ford Madox Ford: «En cuanto a los versos a los que me refiero [en una carta anterior del 14 de agosto del mismo año le había retado a encontrar los mejores de la obra], no hace falta que te rompas la cabeza. Son los treinta y nueve versos de la canción-goteo en la última parte», The Letters of T. S. Eliot. Volume 2: 1923-1925, Valerie Eliot y Hugh Haughton, eds., Faber & Faber, Londres, 2009, p. 240.

En su nota introductoria a esta parte, Eliot nos remite a otro relato evangélico, el viaje a Emaús, según lo cuenta Lucas 24, 13-32, donde se narra la aparición de Jesús a sus discípulos tras comprobar que el cuerpo no está en el sepulcro.

[69] Los versos siguientes fueron estimulados por el relato de una de las expediciones antárticas (he olvidado cuál, pero creo que es una de Shackleton): se decía que el grupo de exploradores, en el límite de sus fuerzas, tenía la constante ilusión de que había un miembro más de los que realmente se podía contar. (N. del A.)

Muy ociosamente, Eliot comenta que la imagen podría haber surgido del relato de una de las expediciones de sir Ernest Shackleton (1874-1922), un explorador cuyo tercer intento de cruzar el Antártico a bordo del Endurance terminó en una odisea que les llevó a encallar en el hielo y a volver con sus hombres a pie durante dos años. Shackleton publicó el relato de la aventura: South: The Story of Shackleton’s Last Expedition, 1914-1917 (La historia de la última expedición de Shackleton, Londres, 1919).

[70] Compárese con Hermann Hesse, Blick ins Chaos:

Schon ist halb Europa, schon ist zumindest der halbe Osten Europas auf dem Wege zum Chaos, fahrt betrunken im heiligem Wahn am Abgrund entlang und singt dazu, singt betrunken und hymnisch wie Dmitri Karamasoff sang. Ueber diese Lieder lacht der Bürger beleidigt, der Heilige und Seher hort sie mit Tränen. (N. del A.)

Eliot dice en su nota haberse inspirado para estos versos en el libro de Hermann Hesse (1872-1962) Blick ins Chaos: Drei Aufsatze (Vista del caos: tres ensayos, Berna, 1920), del que Eliot cita un párrafo en alemán sobre la revolución rusa y el desmantelamiento del imperio austrohúngaro: «Ya está la mitad de Europa, ya está al menos la mitad de Europa oriental de camino al caos, avanza ebria en santa locura al filo del abismo y canta, canta ebria himnos como cantaba Dmitri Karamasoff. De estas canciones se ríe el ciudadano ofendido, el santo y el profeta las escuchan llorando».

[71] «Datta, dayadhvam, damyata» (da, compadece, controla). La fábula del sentido del Trueno se encuentra en el Brihadaranyaka-Upanishad, 5, 1. Hay una traducción en el Sechzig Upanishads des Veda, de Deussen, p. 489. (N. del A.)

En su nota sobre las tres palabras en sánscrito que se suceden para albergar estos versos (da, compadece, controla), según la voz celestial del trueno, Eliot cita como referencia la traducción alemana de los Upanishads hecha por Paul Deussen: Sechzig Opanishads des Veda (Sesenta Upanishads de los Vedas; Leipzig, 1897).

[72] Compárese con Webster, El diablo blanco, V, vi:

            …se casarán

antes de que el gusano horade tu mortaja, antes de que la araña

haga una fina cortina para tus epitafios. (N. del A.)

Eliot nos remite de nuevo a unos versos (w. 154-158) de John Webster en El diablo blanco.

[73] Compárese con Inferno, XXXIII, 46:

… ed io sentí chiavar l’uscio disotto

a l’orrihile torre.

También con Apariencia y realidad, de F. H. Bradley, p. 346:

Mis sensaciones externas no son menos privadas para mi yo que mis pensamientos o mis sentimientos. En cualquiera de los casos, mi experiencia se inscribe dentro de mi propio círculo, un círculo cerrado al exterior; e, igual que con todos sus elementos, cada esfera es opaca a las otras que la rodean. […] En resumen, considerada como una existencia que se revela a un alma, el mundo entero para cada uno es peculiar y privativo de esa alma. (N. del A.)

Eliot nos remite una vez más a Dante, a unos versos del Infierno que hablan del conde Ugolino, que fue condenado a morir de hambre en una torre con sus cuatro hijos, que murieron primero, de modo que Ugolino se comió sus cadáveres. Los versos recuerdan el momento en que se cierra para siempre la torre, aunque Eliot adapta chiavar como «cerrar con llave»:

y oigo clavar la puerta de abajo

en la horrible torre.

Eliot también cita a F. H. Bradley (1846-1924), otra de las influencias dominantes en su juventud. Bradley es uno de los escasos filósofos idealistas británicos, seguidor en Inglaterra de Kant y Hegel. Tras su primer viaje a Europa, Eliot regresó a Harvard y estudió Apariencia y realidad (1913), donde encontró un camino espiritual, pues Bradley postulaba que la experiencia no tiene ninguna utilidad sin un punto de vista religioso.

Eliot leyó su tesis doctoral sobre Bradley en 1916, tesis que se publicó un año antes de su muerte: Knowledge and Experience in the Philosophy of F. H. Bradley (Conocimiento y experiencia en la filosofía de F. H. Bradley, Faber & Faber, Londres, 1964).

[74] Coriolano es el protagonista de la tragedia homónima de Shakespeare, escrita entre 1607 y 1608. Se trata de un general romano, que es desterrado de Roma y organiza un asedio a la ciudad. En «Hamlet y sus problemas» (1919), un ensayo temprano y recogido en El bosque sagrado (1921), Eliot aseguró que Coriolano era «el éxito artístico más seguro de Shakespeare».

[75] Véase Weston: From Ritual to Romance; capítulo dedicado al Rey Pescador. (N. del A.)

[76] Véase Purgatorio, XXVI, 148.

«Ara vos prec per aquella valor

que vos guida al som de l’escalina,

sovenha vos a temps de ma dolor».

Poi s’ascose nel foco che gli affina.(N. del A.)

Como se explica en la nota sobre la dedicatoria a Pound, éstos son los versos que Dante inventa en lengua provenzal para hacer hablar al trovador Arnaut Daniel:

«Ahora os ruego, por aquella virtud

que os lleva a lo alto de la escalera,

que os acordéis a tiempo de mi dolor».

Luego se hundió en el fuego que les afina.

 

Eliot, por cierto, publicó una recopilación de sus poemas con el título de Ara vos prec (The Ovid Press, Londres, 1920). Y la fijación por estos versos vuelve a salir en la sección IV de Miércoles de ceniza (1930).

[77] Véase Pervigilium Veneris. Compárese con Filomela en las partes II y III. (N. del A.)

Pervigilium Veneris (La vigilia de Venus, s. IV?) es un poema latino atribuido a Tiberiano. Eliot cita de un pasaje que recrea el mito de Filomela (véase la nota a los versos 99-103). El verso que cita («Quando fiam uti chelidon, ut tacere desinam?») puede traducirse como («Cuando me transforme en golondrina, ¿dejaré de estar callado?»).

[78] Véase el soneto de Gérard de Nerval «El desdichado». (N. del A.)

Eliot remite al soneto «El desdichado» (1853), del poeta francés Gérard de Nerval (1808-1855), en concreto a sus primeros versos:

Je suis le ténebreux —le veuf—, l’inconsolé,

Le Prince d’Aquitaine d la tour abolie.

 

[Soy el tenebroso, el viudo, el inconsolable,

el príncipe de Aquitania en su torre abolida.]

[79] Véase Spanish Tragedy de Kyd. (N. del A.)

Eliot remite a The Spanish Tragedy (La tragedia española, 1592), una tragedia de venganza del dramaturgo isabelino Thomas Kyd (1557-1595), subtitulada Hyeronimo is Mad Againe (Jerónimo está loco otra vez). Jerónimo venga la muerte de su hijo escribiendo una obra en la que actúan los asesinos hablando en diferentes lenguas. El verso citado en el poema procede de un parlamento (IV, i, 67-71) en el que se habla de la futilidad de la poesía:

Why then, I’ll fit you: say no more.

When I was Young, I gave my mind.

And plied myself to fruitless poetry;

Which though it profit the profesor naught,

Yet it is passing pleasing to the world.

 

Que podemos traducir como:

Bueno, os ayudaré. No se hable más.

Cuando era joven, me entregué

y me dediqué a la inútil poesía,

que aunque no da nada al profesional,

se aparece al mundo placentera.

[80] Shantih. Repetido como aquí, es la culminación formal de un Upanishad. «La paz que traspasa el entendimiento» es nuestro equivalente a esta palabra. (N. del A.)

La frase bíblica a la que se refiere Eliot en su nota procede de la carta de san Pablo a los Filipenses, 4,7: «Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús».