jueves, 27 de agosto de 2020

Li Po (o Li Bai) - selección

BEBIENDO SOLO BAJO LA LUNA

Rodeado de flores, libo solo,
ante un jarro de vino.
Alzando la copa, convido a la luna.
Con mi sombra, somos tres.

Aunque la luna no puede beber,
y mi sombra en vano me sigue,
las tomo por compañeras transitorias. 
¡Divirtámonos antes de que pase la primavera!

Canto, mientras la luna pasea.
Bailo, mientras mi sombra vacila.
Antes de mi embriaguez nos solazamos juntos.
Cuando estoy ebrio, se deshace nuestra compañía.
¡Oh luna! ¡Oh sombra! Seréis mis inmortales amigas.
Ya nos reuniremos algún día
en el cristalino mundo de las estrellas.

NOSTALGIA EN UNA NOCHE SILENCIOSA

Brillantes luces inundan mi lecho.
¿Será la escarcha sobre la tierra?
Alzo los ojos y veo la luna.
Al bajar la cabeza, añoro mi hogar.

GRAZNIDOS NOCTURNOS DE LOS CUERVOS

Amarillas nubes flotan
encima de las murallas.
Los negros cuervos que tornan
graznan sobre las ramas.
Tras la nebulosa cortina,
murmura la joven esposa,
sumida en la melancolía.
Abandona la lanzadera,
y añora al amado que corre tierras remotas. 
De noche, sus lágrimas caen cual lluvia
en la soledad de su alcoba.

GOZO DEL VIAJERO

El viajero cabalga el viento,
que lo lleva a tierras lejanas,
como un ave que emprende el vuelo,
sin dejar su rastro en el cielo.

DIFÍCIL EL CAMINO

El vino de mi copa dorada
vale diez mil monedas de cobre,
y los manjares de mis platos de jade,
otro tanto.
Pero no los puedo tomar:
abandono la copa y los palillos.
Desenfundo mi espada
y miro a mi alrededor
con el corazón perturbado.
Quiero cruzar el río Amarillo,
pero está congelado.
Quiero escalar el monte Taishan,
pero las nieves nublan el cielo.
Ocioso, me siento a pescar
en un arroyo diáfano.
De pronto, sueño que llego,
en una barca, a la capital.

¡Qué difícil es el camino!
¡Qué arduo es el sendero!
¡Qué numerosas son las encrucijadas!
¿Cómo voy a encontrar la salida?
Mas, algún día, navegaré viento en popa,
y atravesaré el inmenso océano.

MARCHA MILITAR

Montado en su caballo alazán,
sobre una nueva silla
tachonada de jade blanco,
el jinete trota en el campo de batalla, 
inundado de frías luces de luna.
Finaliza el combate.
Los ecos de los tambores
siguen resonando desde la muralla.
En el sable de oro, ya envainado,
aún no se seca la sangre.

CACERÍA

Los jóvenes de la frontera
pasan su vida sin leer una letra.
No saben sino cazar,
orgullosos de su agilidad y presteza.
En otoño sus caballos tártaros,
fuertes, necesitan pastos.
Entonces montan sobre ellos,
soberbios y raudos relámpagos.
Sus látigos dorados
acarician la nieve silbando.
Medio ebrios, llevando sus halcones,
se van a las afueras.
Tensan sus arcos,
y nunca yerran el blanco.
Al lanzar una flecha,
caen dos grullas juntas.
Al borde de la laguna,
los espectadores quedan boquiabiertos.
Su bravura y valentía
estremecen el desierto.
Encerrado entre cortinas
hasta que blanqueen sus cabellos,
¿cómo podrá el inútil letrado
igualarse a los caballeros?

AUTOABANDONO

Ensimismado por el vino,
no advierto el crepúsculo,
hasta que los pétalos caídos
cubren mi túnica arrugada.
Embriagado, me levanto y retorno,
guiado por la luna del arroyo,
sin pájaros ni gente que me acompañe.

UNA NOCHE ENTRE AMIGOS

Para ahuyentar
las eternas tristezas del mundo,
nos entregamos a beber,
centenares de jarros.
La hermosa noche nos invita
a íntimos coloquios,
y la brillante luna nos quita el sueño.
Ya ebrios,
nos acostamos en la yerma montaña.
El cielo es nuestra manta,
y la tierra, nuestro lecho.

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