Océano, isla salvaje,
demencia habitual de la avenida
desamparado abrazo abismal,
cada día amanece lo mismo.
Cuesta romper el silencio,
rubor sonoro de alba rota cae a pleno sin decibel.
Como dije, inaugura una sinfonía,
cuerda de sonidos,
sonrisa sepultada
nube ajena.
Suena la cadencia y tropieza,
el escalón más alto que un paso.
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