miércoles, 31 de agosto de 2016

"La vida familiar" - Felipe Polleri (de próxima aparición)

EL OTRO DIA, el otro día fue hace un año o dos, me acerqué al micrófono y dije:
—Tengo algo que decir sobre las personas de la tercera edad, sobre el adulto mayor.

El muchachito de la radio, seguro de que iba a decir las pavadas que dicen los viejos, se había ido a buscar una lata de cerveza o a charlar por ahí con alguna putita.

—Los viejos —dije—, esos cerebros de mosquito con orejas de elefante fueron o son ministros, jueces, presidentes, veterinarios, abogados, cirujanos, filósofos, profesores, grandes y pequeños comerciantes, literatos, estancieros, industriales, cancilleres, obispos, embajadores, etcétera. Esos viejos de mierda —dije—, que fueron adultos de mierda, jóvenes de mierda y niños de mierda, se dedican a llenar las salas de espera de los hospitales y los sanatorios para matar el tiempo perorando sobre sus enfermedades —dije—, cuando no están amargándoles la vida a sus hijos y nietos y bisnietos con sus mezquindades e idioteces o escuchando —dije— a todo volumen esos varios miles de programas radiales y televisivos centrados en el cáncer de próstata y de colon, para no hablar de la así llamada "calidad de vida" del adulto mayor, de la fruta y la verdura —dije—, pero si este es un país de viejos —dije—, de viejos y viejas, de urracas viejas y de cuervos viejos, es porque los bebés ya sueñan con ser empleados públicos jubilados, después de ser empleados públicos corruptos, NUNCA FUERON NIÑOS; viejas, siempre y viejos, siempre; viejos cuervos y viejas urracas y cacatúas. Viejos chimpancés, viejas comadrejas, viejas hienas y viejos esqueletos de momia jorobada de camello —dije—, animales invertebrados como esos soretes de perro que reptan hacia la mitad de la vereda para ensuciarnos los pies, las chancletas o el único par de zapatos rotos que tienen los enfermos mentales como yo".

"Este es un país de viejos malvados —dije—, aunque tengan cinco o diez o 15 años de edad —dije—, son alimañas viejas —dije—, alimañas rastreras y alimañas trepadoras. Se odian entre sí —dije—, odian a sus padres y a sus hijos y, sobre todo, me odian a mí porque soy joven, hermoso y extranjero y porque no soy un viejo ladrón como ellos, todos viejos ladrones desde que nacieron —dije—. Por lo tanto, la Organización de las Naciones Unidas tiene que salvar a la Humanidad de este virus exclusivamente uruguayo, pero transmisible, y me río del sida o el ébola, la ONU tiene —dije—, tiene que planear y ejecutar el total exterminio de todos los pobladores de este país infectado hasta la médula de la masmédula, Uruguay —dije—, Uruguay, ese virus con tres millones de portadores, etc, etc".

Ahí el muchachito, y un par de viejos de unos 30 y 50 años, respectivamente, me arrancaron de la silla y del micrófono, y me llevaron casi en andas hasta la puerta de la radio comunitaria. Seguramente, algún viejo de mierda había llamado a la radio comunitaria y habría gritado que un degenerado estaba diciendo inmundicias en el micrófono de la radio comunitaria, la radio comunitaria antedicha. Agrego que, mientras desarrollaba mi discurso, me había fumado un par de cigarrillos; delito penado severa y sumariamente por la Constitución. Los había apagado a escupidas y puesto con el mayor orden, uno junto al otro, en el lugar de la mesa en que debió haber un cenicero.

Fumo, claro que sí. Fumo tres cajas de cigarrillos al día y como fritos con mucha sal, y me bajo un litro de vino todas las noches. Ya sé, idiotas, que estoy perdiendo el hilo... Es la edad. No soy el escritor que fui (hace 40 años y pico). Tengo el cerebro apolillado. Además, estoy loco. Siempre estuve loco. Nací loco para decirlo todo de una vez. Tengo la "personalidad escindida" desde que me besaron los ángeles.

Todas las noches, antes de mi litro de vino tinto, salgo a caminar y a fumar, es decir, a asesinar a los fumadores pasivos. Elijo con mucho cuidado a mis víctimas, como es hábito entre los asesinos seriales.


jueves, 25 de agosto de 2016

"La muerte por agua" - T.S.Eliot (La tierra baldía, 1922)

Flebas el Fenicio, muerto hace dos semanas, olvidó
el grito de las gaviotas, y la mar profunda y agitada,
olvidó las pérdidas y las ganancias.
Una corriente bajo el mar
recogió sus huesos entre susurros. En levantarse
y caer pasó las etapas de vejez y juventud
entrando en el remolino.
Gentil o judío
Tú, que llevas el timón y miras a barlovento,
ten presente a Flebas, como tú, un día hermoso y esbelto.


Phlebas the Phoenician, a fortnight dead,
Forgot the cry of gulls, and the deep sea swell
And the profit and loss.
                                         A current under sea
Picked his bones in whispers. As he rose and fell
He passed the stages of his age and youth
Entering the whirlpool.
                                       Gentile or Jew
O you who turn the wheel and look to windward,
Consider Phlebas, who was once handsome and tall as you.

(Traducción de José Luis Palomares)

domingo, 21 de agosto de 2016

Canto ajeno IV

No repetiremos la sombra,
podemos elegir alejarnos de la noche,
pero no llevarla en las venas:
Los ejemplos lejanos son lluvia de ayer:
tomemos un libro como este:
le falta todo menos la gangrena
viene de un país amputado, carga con un dolor inservible,
botín infinito el que se llevó sin querer
sin querer mató a Charles y a Arthur,
no evitó que Edgar cayera en Baltimore,
queriendo, mató a Rubén (hasta inició un fuego con su nombre)


Y está a juicio por la muerte de Thomas, Ezra y Pedro.
Es solo una de las voces de la magia,
como cada vocal y consonante sumadas
y ese único grito es el que basta:
nunca gatillamos con pólvora húmeda:
enunciar no es utopía,
la poesía no es una tortura,
ni a los poetas hay que internarlos,
o declararlos inimputables;
que se pierda en la memoria: el himno no es gigante ni extraño,
y el idioma no es como afirma el cretino sevillano,
es generoso y dócil, cada palabra es color,
cada verbo sintonía.
Se puede decir todo,
lo estamos haciendo ahora.


sábado, 20 de agosto de 2016

Dos poemas - D.J. Enright (1920-2002)

ENCUENTROS CON ESCRITORES 

Con una comodidad desacostumbrada
los escritores viajaban al exterior para encontrarse con escritores.

Se encontraron con expertos en escritores expertos
en el escritor y su Tiempo
o en su Lugar
En el Escritor en la Sociedad
o Aislado.


los escritores no se encontraron con escritores,
tal vez no eran personas agradables de conocer
tal vez no les interesaba conocer escritores

¿tal vez los escritores los cruzaron sin querer
viajando cómodamente en la dirección contraria?
Tal vez estaban, de hecho, escribiendo.

Como sea, los escritores transmiten una idea odiosa de los escritores.
Los expertos son siempre más confiables.



VIEJO RESEÑISTA

Fue reseñista durante tanto tiempo, que podía hablar
con aire sensato de casi cualquier cosa,
de las bellas letras hasta el control de natalidad,
del Tantra hasta los toltecas.

Eran las palabras las que pensaban, pensó,
y una palabra llevaba a la otra.
Pensaban acerca de súplicas al cobrador de impuestos,
de poemas y legados y testamentos.

Todo el conocimiento reside en las palabras,
y las palabras residen en el diccionario.
Si alguien robara su Diccionario de Oxford, robarían su alma.
Dormía con el mamotreto de sinónimos bajo la almohada.

Pero no dormía.
Pensaba en palabras como somnolencia, ronquido, siesta,
hibernación, estivación, reposo de gato, echada.


"En una clase reciente (sobre "Paraíso Perdido"), una alumna me recordó que no hablábamos de Dios, sino del Dios de Milton".


jueves, 18 de agosto de 2016

"Perseguir" - Martín Cerisola (2012)

2.

Le dije que había sido peor todavía, que todo
esto no tenía sentido y que no sabía por qué lo
estaba mirando así, de una manera extraña mientras 
decía todo aquello.

Le dijo que no se trataba de entender,

Le dijo que entonces cómo iba a ser posible, que
estaba loco, y la cara se le deformaba de desamparo
en la pregunta.

Le pidió que hiciera silencio.

Miraba pidiendo respuestas con ojos suplicantes.
Como un puente que está a punto de quebrarse, 
esa mirada.

Sostuvo el silencio. Largos segundos. Épicos.
No extendió la mano.

Los puentes se rompen. Los abismos se abren.
Ahí tenés tu propio infierno.
No voy a salvarte con palabras.

10.

Caminaba despacio delante de nosotros.
Íbamos siempre fuera, tras el rastro guía, tras
otro que nos lanzaba.
Estábamos lejos, y aquello que nos atravesaba no 
podíamos escucharlo.

Perseguir, perseguir.
Algo está desnudándose cada vez, y no lo vemos.
Porque nada nos lleva.
Porque nada señala.



31.

Ir entrando en la vida. Como gastando una fuerza
que no acaba de pujar.
Sin ninguna película. Todo desnudez.
Acceder.
Sin evadir el espacio, alrededor. Sin escenarios de la
mente. (Son siempre las mismas voces diciendo 
las mismas cosas).

Apartarse.
Afinar.
Salir.

Seguir sin uno mismo. 


40.

Escribir.
Soltar, como una boca de pájaros, el bosque, con
su ruido de lluvia
y copas sacudidas por el viento.


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martes, 16 de agosto de 2016

"El tigre" - William Blake (Cantos de experiencia, 1794-98)

¡Tigre! ¡Tigre, reluciente incendio
en las selvas de la noche!
¿qué mano inmortal u ojo
pudo trazar tu terrible simetría?

¿En qué lejanos abismos o cielos
ardió el fuego de tus ojos?
¿Sobre qué alas se atreve a elevarse?
¿Qué mano se atrevió a tomar el fuego?

¿Y qué hombro, y qué arte
pudo torcer el vigor de tu corazón?
Y cuando tu corazón empezó a latir,
¿qué espantosa mano? ¿Y qué espantosos pies?

¿Qué martillo? ¿Qué cadena?
¿En qué horno estaba tu cerebro?
¿Qué yunque? ¿Qué espantoso puño
osa abrazar su mortales terrores?

Cuando las estrellas tiraron sus lanzas
y mojaron el cielo con sus lágrimas,
¿sonrió al ver su obra?
¿aquel que hizo al cordero, te hizo a ti?

¡Tigre! ¡Tigre, reluciente incendio
en las selvas de la noche!
¿Qué mano inmortal u ojo
pudo trazar tu terrible simetría?


Tyger! Tyger! burning bright
In the forests of the night,
What immortal hand or eye
Could frame thy fearful symmetry?

In what distant deeps or skies
Burnt the fire of thine eyes?
On what wings dare he aspire?
What the hand dare sieze the fire?

And what shoulder, & what art.
Could twist the sinews of thy heart?
And when thy heart began to beat,
What dread hand? & what dread feet?

What the hammer? what the chain?
In what furnace was thy brain?
What the anvil? what dread grasp
Dare its deadly terrors clasp?

When the stars threw down their spears,
And watered heaven with their tears,
Did he smile his work to see?
Did he who made the Lamb make thee?

Tyger! Tyger! burning bright
In the forests of the night,
What immortal hand or eye
Dare frame thy fearful symmetry?

(Traducción de Soledad Capurro) 


domingo, 14 de agosto de 2016

Elogio al infierno de una dama

I

Ahora, solo me queda 
imaginarme que te inventé,
afirmaré con certeza suprema
que te abriste paso
hasta el fondo del mar.

Me convenzo mil veces
que son fantasía tus cabellos en llamas
iluminando la caverna
del último Ciego.

Me abrazo a la seguridad
de que tu brillo es mentira,
que no desquiciaste las puertas de mi casa
y dejaste un sendero donde había un laberinto.

Desactivo el mareo de la sábana
y apago el eco de tu nombre
nunca fatigado de taladrar,
de ensordecer, de percutir, de hechizar.

Me obligo a ignorar
la moraleja de tus quejidos,
la metafísica de tus pantorrillas,
la hermenéutica de tus ronquidos,
la alegoría de nuestro sudor.

Buscaré entonces
en el vacío nuestro de cada día
otra sombra que resuene 
con los decibeles de tus pasos.

Encontraré al fin
esa nueva versión del olvido
para desbaratar el diseño de tus ojos
que importune de una vez
(con la precisión de la lluvia sobre el océano)
la estridencia grabada a fuego
de tu nunca fortuita
y siempre esperada aparición.



II

Pienso tu sexo
la ilustre cavidad resbalosa
víctima del delicado y despiadado
ardid, primaveral como el nombre.

Año luz recorrido
hormona volátil
el peso del minuto
visto en el verso justo.

Aún no encontré 
placer ni pena
que oxigene los inmóviles rincones
-inmóviles-
de la secuencia de tactos conexos,
tóxicos, radiantes, devastadores.

Recordá acordarte:
turbulencia glandular
primera sangre
aire pulmón
creciendo sin piedad ni lentitud
olvidá blindajes
esos pequeños peligros sensatos*.

*"racionales" en el original.



POEMA ORIGINAL DE DONDE EL TÍTULO FUE BURDAMENTE PLAGIADO 

ELOGIO AL INFIERNO DE UNA DAMA 

Algunos perros que duermen a la noche
deben soñar con huesos
y yo recuerdo tus huesos 
en la carne
o mejor
en ese vestido verde oscuro
y esos zapatos de tacón alto negros y brillantes;
siempre puteabas cuando estabas borracha,
tu pelo se resbalaba de tu oreja
querías explotar de lo que te atrapaba:
recuerdos podridos de un pasado podrido,
y al final escapaste,
 muriendo,
dejándome con el presente podrido.
hace veintiocho años que estás muerta
y sin embargo te recuerdo
mejor que a cualquiera de las otras
fuiste la única que comprendió
la ligereza del arreglo con la vida.
las demás sólo estaban incómodas con
segmentos triviales,
criticaban absurdamente lo pequeñito:
Jane, te asesinaron por saber demasiado.
vaya un trago por tus huesos
con los que este viejo perro
sueña todavía.

Charles Bukowski.


El viejo Hank



jueves, 11 de agosto de 2016

"Un lugar al que nunca viajé" - E.E. Cummings (1940)

en un lugar al que nunca viajé,
feliz más allá de toda experiencia
tus ojos tienen su silencio:
en tu gesto más frágil hay cosas que me rodean,
o que no puedo tocar porque están demasiado cerca.

una mirada tuya fácilmente me libera
aunque me haya cerrado como un puño,
siempre abres, pétalo tras pétalo mi ser,
como la primavera abre con un toque diestro
y misterioso su primera rosa.

o si deseas cerrarme, yo y
mi vida nos cerraremos hermosa, súbitamente,
como cuando el corazón de esta flor imagina
la nieve cayendo cuidadosa en todas partes.

nada que hayamos de percibir en este mundo iguala
la fuerza de tu intensa fragilidad, su textura
me somete con el color de sus campos,
retornando a la muerte y a la eternidad con cada respiro.

(no sé qué hay en ti que cierra
 y abre, pero sé que algo me dice
que la voz de tus ojos es más profunda que todas las rosas)
nadie, ni siquiera la lluvia tiene manos tan pequeñas.

I put a spell on you

somewhere i have never travelled, gladly beyond
any experience, your eyes have their silence:
in your most frail gesture are things which enclose me,
or which i cannot touch because they are too near

your slightest look easily will unclose me
though i have closed myself as fingers,
you open always petal by petal myself as Spring opens
(touching skilfully, mysteriously) her first rose

or if your wish be to close me, i and
my life will shut very beautifully, suddenly,
as when the heart of this flower imagines
the snow carefully everywhere descending;

nothing which we are to perceive in this world equals
the power of your intense fragility: whose texture
compels me with the colour of its countries,
rendering death and forever with each breathing

(i do not know what it is about you that closes
and opens; only something in me understands
the voice of your eyes is deeper than all roses)
nobody, not even the rain, has such small hands.


Escena memorable de "Hannah y sus hermanas" (Woody Allen, 1986)

domingo, 7 de agosto de 2016

"Los demonios de Pilar Ramírez" - Jesús Moraes (1991)

    Pilar Ramírez se había enamorado del cura de la Parroquia. Iba a misa todos los días y de tanto llevarle torta fritas un día cayó en la cuenta que su corazón estaba pendiente del sacerdote.
    Una tarde de setiembre, mientras miraba por ventana de su casa un duraznero en flor, se decidió a confesarle los tormentos de su corazón. En el confesionario le faltó el aire y con la voz entrecortada, confesó que los demonios se le habían metido en el cuerpo. El cura se estremeció con esa confesión y le sugirió que se serenara, y que confesara con confianza en el perdón de Dios sus faltas. Pero Pilar se bloqueó de tal manera que aún después de la absolución permaneció como estaqueada en el confesionario. Después que se reanimó, el cura la llevó a la sacristía y le entregó un silicio que tenía guardado con llave. Mientras se lo entregaba le dijo: "Con esto se combate el demonio". Pilar jamás en su vida había visto una cosa así. Tomó aquel cinturón con púas y agradeció turbada. Al salir de la sacristía se encontró con la legión de María que rezaban en un zumbido a dos coros. Ernestina, que siempre presidía esos rezos, la miró de reojo porque se dio cuenta que estaba llena de demonios. Pilar, agachó la cabeza y sintió como la sangre le subía a la cara. Le pareció que no llegaba nunca hasta las puertas del templo. Caminaba en puntas de pie para no hacer ruido, pero sus tacos sonaban como campanas en el suelo.
    Al llegar a su casa Pilar no vaciló ni un segundo en llamar al curandero. Lo mandó al hijo del negro Octavio, que fue corriendo hasta lo de Valentín Suárez con el mensaje de auxilio. Pilar no podía más con los demonios que tenía, y le pidió que le hiciera una simpatía para sacarle el maleficio que padecía. Con el curandero no tuvo miedo, hasta pudo contarle con detalles cómo se había enamorado del cura. Mientras hablaba le invadió una paz tremenda. Valentín la escuchaba muy serio con aquellos ojos grandes que la miraban en silencio. 
    Al otro día Pilar despertó muy temprano. Se le habían ido todos esos demonios que la quemaban por dentro. Al abrir los ojos recorrió el techo con la mirada. Después se vistió sin prisa. Antes de marcharse, se hincó en el suelo y besó por última vez los labios del curandero que aún dormía en su cama.



"Ningún hombre es una isla" - John Donne (1624)

Ningún hombre es una isla
entera en sí mismo.
Cada hombre es una pieza del continente,
una parte del todo.
Si el mar se lleva una porción de tierra,
toda Europa disminuye,
como si fuera un promontorio,
o la casa de uno de tus amigos,
o la tuya propia.
La muerte de cualquier hombre me afecta,
porque estoy unido a la humanidad;
por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas;
doblan por ti.


No man is an island,
Entire of itself,
Every man is a piece of the continent,
A part of the main.
If a clod be washed away by the sea,
Europe is the less.
As well as if a promontory were.
As well as if a manor of thy friend's
Or of thine own were:
Any man's death diminishes me,
Because I am involved in mankind,
And therefore never send to know for whom the bell tolls;
It tolls for thee.



lunes, 1 de agosto de 2016

"Autobiografía" - Lawrence Ferlinghetti (¿1958?)

Estoy llevando una vida tranquila
en la barra de Mike todos los días,
mirando a los campeones de billar en el salón Dante
y a los adictos al flipper francés.
Estoy llevando una vida tranquila
en el bajo este de Broadway.
Soy americano.
Fui un típico niño americano.
Leí la revista del scout Americano
y me volví scout en los suburbios.
Me creí Tom Sawyer atrapando cangrejos de río en el Bronx, imaginando que era el Mississippi.
Tuve un guante de béisbol y una bicicleta American Flyer.
Entregué la revista Home Companion a las cinco de la tarde
o el Herald Tribune a las cinco de la mañana.
Todavía oigo el golpe sordo del periódico cayendo en porches olvidados.
Tuve una infancia infeliz.
Vi aterrizar a Lindberg.
Miré hacia mi tierra y no vi ningún ángel.
Me atraparon robando lápices en un bazar de cinco centavos
el mismo mes que fui Águila scout.
Corté árboles para el servicio público
y me senté sobre ellos.
Desembarqué en Normandía
en un bote a remos que se dio vuelta.
Vi ejércitos refinados en la playa en Dover.
Vi pilotos egipcios en nubes púrpura,
tenderos subiendo persianas al mediodía
ensalada de papas y dientes de león en picnics anarquistas.
Estoy leyendo "Lorna Doone"
y una biografía de John Most,
el terror de los industriales con una bomba en el escritorio a toda hora.
Vi el desfile de los camiones de basura el día de Colón
detrás de los trompetistas pedorrientos.
Hace mucho que no visito los claustros o los graneros,
pero he pensado en ir.
Vi el desfile de los camiones de basura mientras nevaba.
Comida chatarra en las ferias.
Escuché el discurso de Gettysburg y la lectura de Ginsberg.
Me gusta aquí y no pienso volver al lugar de donde vine.
También me colé en vagones vagones vagones.
Viajé entre hombres desconocidos.
Estuve en Asia, con Noé en el arca.
Estuve en la India, cuando Roma fue construida.
Llegué al pesebre montado en un burro.
Vi al dealer eterno en una colina blanca
al sur de San Francisco
y la Mujer Que Ríe en el Luna Park
fuera de la casa de la risa, en una tormenta, riendo todavía.
Oí las parrandas por la noche.
Vagué solitario en una multitud.
Estoy llevando una vida tranquila en la barra de Mike todos los días,
observando cómo el mundo cruza caminando en sus curiosos zapatos.
Una vez salí a caminar alrededor del mundo,
pero me di por vencido en Brooklyn:
ese puente fue demasiado para mí.
Me dediqué al silencio, al exilio y la astucia.
Volé muy cerca del sol y mis alas de cera se fundieron.
Busqué a mi padre, a quién nunca conocí.
Busqué al Líder perdido con quién volé.
Los jóvenes deberían ser exploradores,
el hogar es dónde se comienza.
Pero mamá nunca me advirtió que habrían escenas como éstas.
Cansado del útero, descansé, he viajado.
Fui un pueblo fantasma. Vi la ciudad de los tontos.
Oí llorar a Kid Ory. Oí el sermón de un trombón.
Oí a Debussy a través del filtro de una sábana.
Dormí en cien islas donde los libros eran árboles.
Oí el canto de aves como campanas.
Usé ​​pantalones de franela gris y caminé en la playa del infierno.
Viví en cien ciudades donde los árboles eran libros.
¡Qué subtes, qué taxis, qué cafés!
¡Qué mujeres con pechos ciegos,
miembros perdidos entre los rascacielos!
Vi las estatuas de los héroes en las plazas.
Danton regando de llanto la entrada del metro,
Colón en Barcelona, apuntando al oeste, ramblas arriba hacia el American Express,
Lincoln en su trono de piedra, y su cara también de piedra en Dakota del Norte.
Sé que Colón no inventó América.
Oí a un centenar de Ezra Pound quebrados, sin casa.
Todos deberían ser liberados.
Pasó mucho tiempo desde que fui pastor.
Estoy llevando una vida tranquila en la barra de Mike todos los días,
leo los clasificados.
Leí el Reader´s Digest de principio a fin y noté la estrecha semejanza entre los Estados Unidos y la Tierra Prometida,
donde cada moneda está marcada con EN DIOS CONFIAMOS
aunque los billetes de un dólar no llevan esa marca, ya que son los dioses en sí mismos.
Todos los días leo los anuncios clasificados
buscando una piedra, una hoja, una puerta olvidada.
Oigo cantar a América en las páginas amarillas.
¿Quién sabe que el alma también tiene convulsiones?
Leo los periódicos todos los días y leo a la humanidad fuera de lugar,
en la triste charla hueca de la letra impresa.
Veo el lago Walden, que se drenó para construir un parque de atracciones.
Veo que están haciendo que Melville se coma su ballena.
Veo avecinarse una nueva guerra,
pero no estaré allí para pelearla.
Leí las pintadas en las paredes del baño,
ayudé a  Kilroy a escribirlas.
Marché por la Quinta Avenida tocando la trompeta en un pelotón severo, pero me apresuré en regresar a la Kasbah en busca de mi perro.  
Veo una semejanza entre los perros y yo.
Los perros son los observadores auténticos que recorren el mundo de arriba abajo a través del país de Molloy.
He cruzado callejones estrechos demasiado para un Chrysler.
Vi cien carros lecheros sin caballos en un terreno baldío en Astoria.
Ben Shahn nunca los pintó pero estaban allí, perdidos en Astoria.
Oí el canto del pordiosero.
Conduje por autopistas, y creí las promesas de los carteles.
Crucé los edificios horizontales de Jersey y vi las ciudades de la llanura,
y me revolqué en la selva de Westchester con sus bandas errantes de nativos nómadas en camionetas rurales.
Los vi.
Soy el hombre.
Estuve allí.
Sufrí un poco.
Soy americano.
Tengo pasaporte.
No sufrí en público,
y soy demasiado joven para morir.
soy un self-made-man.
Tengo planes para el futuro,
estoy a la espera de un trabajo de primera.
Tal vez me mude a Detroit.
Sólo por el momento soy vendedor de corbatas.
Soy un don nadie.
Soy un libro abierto para mi jefe.
Soy un misterio completo para mis amigos más cercanos.
Estoy llevando una vida tranquila en la barra de Mike todos los días,
mirándome el ombligo.
Soy parte de la gran locura del cuerpo.
Vagué por varios bosques a la noche,
dormí borracho en los umbrales.
Escribí historias frenéticas y sin puntuación.
Soy el hombre.
Estuve allí.
Sufrí un poco.
Me senté en sillas incómodas.
Soy una lágrima del sol.
Soy la colina donde los poetas corren.
Inventé el alfabeto luego de observar el vuelo de las grullas que formaban letras con las patas.
Soy un lago en una llanura.
Soy una palabra en un árbol.
Soy una colina de poesía.
Un bombardeo sobre lo inarticulado.
Soñé que todos mis dientes se caían,
pero que mi lengua vivía para contar el cuento.
Porque soy un fotograma de poesía.
Soy un archivo de canciones.
Soy un pianista en un casino abandonado
en una explanada de un balneario
en una niebla densa que sigue tocando.
Veo una semejanza entre la Mujer Que Ríe y yo.
Escuché el sonido de verano en la lluvia.
Vi niñas en los paseos marítimos enfrentarse a sensaciones encontradas:
entiendo sus vacilaciones,
soy un recolector de fruta.
He visto como los besos causan euforia.
Me he arriesgado al encanto.
Vi a la Virgen bajo un manzano en Chartres,
y a Santa Juana arder en Bella Unión.
Vi jirafas en los juegos de los niños
sus cuellos como el amor,
enroscados en las circunstancias de hierro del mundo.
Vi a Venus Afrodita sin brazos en un pasillo de corrientes de aire.
Oí el gemir de una sirena en la Quinta Avenida.
Vi bailar a la Diosa Blanca en la Calle de las Bellas Artes el 14 de Julio,
y a la Hermosa Dama Sin Piedad hurgarse la nariz en Chumley´s.
No hablaba inglés, era rubia y tenía la voz ronca.
Estoy llevando una vida tranquila en la barra de Mike todos los días,
mirando a los jugadores de billar representar la escena del minestrone
devorando macarrones
he leído en alguna parte
el significado de la existencia
pero se me olvidó adónde.
Pero soy el hombre
y estaré allí.
Y puedo hacer que hablen los labios de los que duermen.
Y puedo hacer de mis libretas haces de hojas de hierba.
y puedo escribir mi propio
epitafio epónimo
dando indicaciones a los jinetes que pasan.