lunes, 21 de abril de 2025

Plan maestro

Hablamos

vemos tinieblas en la luz

amamos al pasar

mentimos

calculamos distancias al sol

borramos huellas

manejamos con cuidado

crecemos como el fuego

bajamos

preguntamos por qué

cómo y cuándo

perdemos

ganamos

escapamos de la marea que sube

esperamos

decimos lo indecible

estallamos

olvidamos

temblamos de frío

escalamos

apretamos los dientes

para no gritar

festejamos la vergüenza

elegimos el largo camino a casa.


Somos desesperados hijos del suelo.

Portada de "The Masterplan" (Oasis, 1998)

lunes, 10 de marzo de 2025

Evolución

Nadie recuerda

largas playas dormidas

donde se evita el tormento

del abrazo metálico urbano.


Ni las siluetas

elevadas por el canto

del grito del amanecer

hasta el cielo del pecado.


Ni el pasado que fuera

desconfiado, móvil, lúgubre, 

y que ya no desprecia

el arte de soñar.

martes, 4 de marzo de 2025

Arquitecto

No más noche

pasa todo de día.

Alejando llego

donde se juntan los ríos.

Veo sangre, fue profunda la herida,

vivir es fácil con los ojos cerrados.


Igual que vos sin llovizna en los oídos

sin abismo inminente

ni recuerdos de Ícaro

ya ves

pero no lo repito una y otra

pero no lo repito una y otra.

jueves, 27 de febrero de 2025

Lejana

Tarde,

hasta el espejo retrovisor miente

y se asume lo inevitable.

Cuando abruma la farsa

a la certeza la desbarata el aliento.


Ya no bastaron un par de alas escarchadas

ni cuatro pitadas de olvido artificial.

Mis inmunes pupilas insómnicas develaron

el olor del cemento mojado,

el tirón imbancable del tifón

de la madrugada inevitable.


La nunca visible presencia

de su sombra resplandeciente

(reconocible por su renombrado olor a perla)

reclama eternizar tiernas imprecisiones

y una ilusión dinamital

solo para poder dormir de noche.


Aún habiendo conocido el amor por ecos,

y sus secretos en espirales hipnóticos,

el alma murmura desconsolada

pero inmóvil ante el silencio del mundo.

Contraportada de "Mellon Collie and the infinite sadness" (The Smashing Pumpkins, 1995)

domingo, 23 de febrero de 2025

Canto Ajeno - XXII

Afuera, bajo el sol, no inquieta la purga florida:
desentrañamos relatos para serenar el llanto de los dolientes,
renovamos el empuje de devolver el escupitajo al cielo,
acercarnos al que no reza,
el rival pagano de las cruces de yerba,
compartir el alivio de no sea usted el que sigue, mi coronel.
No llegan todavía a fantasmas, son muertos recientes;
el llanto de doliente ruega a dios la bienvenida
y no digo dios en súplica,
lo digo con sentido práctico para nombrar a todos.

miércoles, 19 de febrero de 2025

Canto Ajeno - XXI

Cuando el difunto vuelve a la tierra

-donde siempre se vuelve-

la piel que era navaja estalla en una ceremonia verde

el pelo y las uñas siguen creciendo

las mujeres se llevan maquillaje y peinado

los hombres también,

nadie me dijo si los tienden con los zapatos puestos.

El gusano pelea el trofeo a las ratas

los huesos anidan a través de los años,

la carne se diluye primero

una masa uniforme al principio,

filtra a través de la madera después

como un rio quieto llovizna el suelo

adormece apenas la sed eterna del polvo.

lunes, 17 de febrero de 2025

Canto Ajeno - XIX

En Montevideo

el aire no lastima.

Nos guiaron los carteles de cama y comida

y una vez encontrados

los canjeamos por vasos menguantes

que a la mañana siguiente

rellenamos de ropa sucia

para que desde el fondo de la valija

el viento no hiciera su parte.

Aquí vimos.

Aquí escribimos.

Aquí comprendimos:

Babel es un mito,

nada se escapa, nada se pierde.

Acortamos las distancias con presencias,

fuimos iguales ante el miedo,

neutralizamos el veneno

con salivas, lenguas y labios.

El viento solo sopló

porque nunca dejamos el barro del todo,

la voz fue nuestra por fin

Cuando cantamos los sucesos

de octubre del cero cinco,

magia que nos reconoció

nos presentó a la pena del espejo,

la misma historia contada cien veces…

¿Lejanía?

¿Distancia?

Tierra partida:

agua unida.

domingo, 16 de febrero de 2025

Canto Ajeno - XX

Ya pasó esto alguna vez

no en el mismo lugar, pero pasó:

la memoria del sonido

la melodía de falsos finales

la más santa de las tierras

respirar aliviado

al ver que falta solo una semana

lágrima al fuego,

oración al aire

agosto que no puede y no podrá,

mi peso en tierra

la confirmación de la locura

la certeza de sabernos culpables

de la derrota de los altares

buscar sin saber que se busca

el encanto hueco de la nostalgia

sabotear el sabotaje

vendar los vendajes

la brisa que pasea entre los árboles

el cuello que se tiende a recibir

el abrazo de los labios

combustión venérea

las piernas que recuerdan el mar

la tranquila verdad

de la gente que no me cruzaré

nueve semanas casi media que pasarán como de largo

hablar con espectros y aceptar que no mienten,

que la muerte sí es una farsa.

sábado, 15 de febrero de 2025

Canto Ajeno - XVIII

Eduardo me dijo una vez

que el primer borrador es el auténtico

que corregir el arrebato es traicionarse

que la voz no falla si es honesta;

pero –le dije- la honestidad no concilia con la literatura

como el musgo es incompatible con el remo,

Para decir honesto, digo cable pelado al borde de una piscina:

Este libro miente como todos

(el primero sobre todos los que vinieron después)

No miento como digo la verdad;

oriente habita occidente

cabalga la múltiple placenta madre de todas las madres:

perversa, oscura, brillante en su ternura,

moderna, destella lujo de supermercado a noventa y nueve con noventa y nueve

hermosa, troglodita, esencial desquicia puertas

cuerpo unánime, relato inquieto sin forma y enlazado en todas y cada una de las formas del power trip de acero, imposible empuñar por las buenas,

siempre termina en caída y esencial púbico angelical

salpimentada en etapas de uranio y plomo durante veinticuatro horas o diez minutos siempre es lo mismo:

nunca fue una salida.

martes, 11 de febrero de 2025

Canto Ajeno - XXX

Mi conquista será perpetua:

no como la de dios, que será edilicia.

Pasarán las provincias y sus dialectos

las fases de la luna y sus utilidades,

pero mi zafra alimentará mitos

y a los hombres que creen imaginar esos mitos

y a los hombres que se alimentarán de esos mitos imaginados,

no alcanzará con la mentira de la primavera,

no se repetirá la sombra

no se repetirá la sombra.

lunes, 18 de noviembre de 2024

Cementerio inicial (3)

Otras cuerdas,

la misma melodía;

otros síncopes,

la misma grasa tapando las arterias;

otra sífilis,

los mismos miembros supurando la hiel del sexo;

el mismo canto,

otros alaridos

otras gargantas,

el mismo tajo que las degüella.

Tuve una losa de hormigón lacrando mi cabeza

durante más de cien años

y aún así percibí

que algo estaba cambiando.


***


Morir es nacer:

me nombra el desconocido que desconfía de la matriz,

reincido en mis raíces de suelo fecundo en invierno,

indescifrables como el sedimento que las completa.

Retumbo, no contengo mis hojas.

Al contrario,

celebro su empuje

cuando resplandecen con la entereza de la noche y también

cuando caen al piso

derrocadas por su propio peso marchito

y pasan a habitar el estrato más profundo del terreno,

el de algunos difuntos

y los ríos subterráneos.

Es territorio vivo la profundidad, tiene hambre,

la tiniebla remojada

no tiene más fortuna que germinar.


***


Mi pena no fue sabia

ni paciente;

llegó de golpe

cruda y sin culpa

a la quieta noche mineral.

Con creciente violencia,

expulsaba las ratas de mi cama,

gozaba con el crujido de los pequeños huesos

al ser estrujados por mi bota:

fascinado por la simpleza del proceso

en el que esos cuerpos dejaban de moverse

por impulso propio.

Así no era mi pereza,

un impulso de sosiego subterráneo.

Cierto día

mi suela sangrante

esmeró tanta rabia contra el esqueleto rastrero

que desplegó el taconazo

fuera de las tablas.


***


De los terrones secos

no nacerá el pan,

pero mi grito forjará el acero

y las primeras grietas de la salida.

La vista iluminada

germinó en un camino desahogado

pero no perpetuo.

Harto de la fantasía inútil

y la tierra somnífera

y la torpe acción del sol sobre las piedras,

entrego mis pies al precipicio

y la fuerza de mi espalda

al peso del polvo prestado.

domingo, 17 de noviembre de 2024

Cementerio inicial (2)

En días lejanos

-cuando no ahorraba en aliento-

tramé un garabato legible

sequé la tinta sobre el pergamino,

concilié la galaxia lejana y al astrónomo

y al astrónomo al faraón.

Fui herrero de un ejército

en las temporadas previas a la guerra.

Salé carne antes de la hambruna.

Con la fuerza de mi espalda apaleé arena

para construir el dique

que aplacó la inundación.

Deslicé la gota de veneno

que rebalsó el vaso del déspota.

Hundí mi daga hasta la empuñadura

en el cuello del coronel

que dio la orden de degollar a miles:

lo apagué como hacen los espejos.

Martillé el Lee Enfield:

fallé algunos disparos,

acerté la mayoría.

Transformé plomo en oro,

hasta que un cansancio de arsénico

me hundió los hombros y me tendió

más de doscientos años.

Son ecos ahora,

lluviosas recaídas de una única escena repetida.

Todo ese tiempo me hizo falta para descansar,

arroparme en el tibio hueco del subsuelo,

deseando con locura

que cielo y tierra desaparecieran

en una pulsión idéntica:

así de falta me hacía la muerte.


***


Un refugio

apenas una lona servirá,

cualquier cobertizo.

Un conjuro de amparo

por cada palabra revelada

para ungirme la boca con viento

en vez de arena:

esto soñaba bajo la cripta.

Sobre ella,

me abandoné en atropellos cotidianos:

como hombre atesoré tormentos,

fulminantes como fuego fraguando la carne;

acumulé riqueza,

mendigué ilusiones como dientes sanos

hasta el embate de la cordillera.

A algunos nos apadrinó el plomo,

a otros la malicia:

¿quién juzgará quién fue más cruel?

Tuve diez mujeres trabajando para mí,

niñas y cuarentonas,

que se acostaban con quien ordenase.

Tuve una fundición de cobre en las afueras,

llegaban en carros tirados por caballos

-anémicos, extenuados, reumáticos-,

les pagaba con otras formas del metal

y rehacían, felices, el camino de vuelta.

Deambulé en viajes perpetuos

por regiones desconocidas,

almorcé en el norte de Brasil,

cené en la Patagonia,

amé las avenidas

como un marinero ama el velamen.

Envolví con un golpe de ojo

cientos de heridos careándose al sol

celando un sitio extranjero,

escapando de una libertad propia,

fulminados por una fiebre tan europea como ajena.

Me alegré por ser inmune,

eché a rodar una carcajada furiosa

desde la cima de un cerro

hasta la muralla de piedra:

la derribé con una lengua de pólvora,

en un ansioso jadeo de lujuria de ruina.

Las ratas se abren paso a través de los tablones:

me huelen,

me lamen,

pasan de largo,

no reconocen mi carne porque está firme todavía.

Un refugio

apenas una lona me sirve,

cualquier cobertizo.


***


Soy dueño y señor

de mi propio entreacto;

no me tienta

el menor deseo

de incorporarme.

Ni el recuerdo de largos días de camarote

en barcos sin nombre ni bandera,

contando el oro en lingotes,

acuñado,

en metros cúbicos,

fatal y despiadado.

Ni por desafiar la caída

a través de países en conflicto

con navajas de deshilar tejidos

como únicas credenciales.

Ni los paseos

por el túnel de la calle cuarenta y dos

o el recuerdo

del primer fascista

que derrumbé a cuchilladas

maldiciendo a cristo

y a la virgen.

En el reverso de mi suerte

el agua siempre regresaba a la orilla,

y un peligro sin riesgos

dejaba de ser un peligro.

Supliqué por un poco de demencia

o de amor

cenas sin panes ni cuchillos

ríos revueltos

donde no hubiera tiempo

para el sueño de los peces

y sólo conseguí

un agua del fondo del océano,

-densa espesa impenetrable-

consistente como el acero.


***


Encerrado como estaba

como una fiera en el cubil

-cúbico calabozo negro-,

en tranquila aceptación de la fecha estática

y cumpliendo el deseo de tantos

de dormir sin orillas.

Falsificando subsuelo por años,

no sabía que se podían almacenar recuerdos

durante tanto tiempo.

Pienso que este ocaso

no es terrible,

sino un descanso amoroso,

y descubro de a poco cuánto ansío

que se desplome de una vez

esta cortina de tierra y crepúsculo,

deseo con locura

respirar por primera vez,

yo,

lo digo yo

que respiré por primera vez incontables veces.