Océano, isla salvaje,
demencia habitual de la avenida
desamparado abrazo abismal,
cada día amanece lo mismo.
Cuesta romper el silencio,
rubor sonoro de alba rota cae a pleno sin decibel.
Como dije, inaugura una sinfonía,
cuerda de sonidos,
sonrisa sepultada
nube ajena.
Suena la cadencia y tropieza,
el escalón más alto que un paso.
martes, 20 de febrero de 2018
Historia de una fotografía + "Autopsicografía" (Fernando Pessoa)
Elegí esta foto como portada del blog porque veo en ella una muy
acertada metáfora de lo que entiendo que es la poesía: postura de la esencia,
reemplazo del ser a través de la palabra/imagen, discurso artificial que
recubre la médula vital.
"En el reverso de la fotografía se lee: zum ewigen
Andenken an den Spartakisten Krieg in München Bayern. Traducción: un eterno
recuerdo de la guerra Espartaquista en Munich.
De acuerdo a algunas fuentes, es una situación real; otras
fuentes afirman que se trata de una fotografía escenificada. Es más probable
que se trate de un evento simulado debido a varias discordancias en la
fotografía. Primero, no parece un fusilamiento auténtico. Los soldados están
demasiado cerca de la pared como para que las balas no reboten y no están
apuntando o apoyando las armas en sus hombros de una manera que demuestre que
están listos para disparar. El soldado a la derecha es el mayor delator. Su
postura no es la correcta para disparar, sostiene mal el rifle y está mirando a
la cámara. Además, el oficial mira directamente a la cámara. Dos de los
soldados del fondo aparentan no estar familiarizados con sus máuseres del 98.
Miren al hombre que se supone será ejecutado: mantiene una
actitud desafiante, está vestido con elegancia, bien peinado y su semblante es
inconmovible. Los fotógrafos periodistas alemanes de principios de siglo XX
solían escenificar sus fotografías (las más veces con fines propagandísticos).
No aparenta que estén fingiendo, sino que buscan contar una historia visual de
una manera vigorosa.
A juzgar por el uniforme del pelotón de fusilamiento, se
trata de los Freikorps (Cuerpos Libres) y no de una tropa militar regular. Los
Freikorps eran grupos paramilitares que surgieron en diciembre de 1918, tras la
derrota de Alemania en la primera guerra mundial. Se componía de ex soldados,
jóvenes desempleados y otros inadaptados, eran liderados por ex oficiales y
antiguo personal militar; se expandieron por toda Alemania entre la primavera y
el verano de 1919. Los Freikorps fueron utilizados para acabar con la
revolución alemana de 1918-19 y para liquidar con la República Soviética de
Baviera en mayo de 2019. Se disolvieron oficialmente en 1920, pero muchos
miembros se unieron al floreciente partido nazi y se transformaron en los
impulsores originales del partido, que después se transformarían en la SA.
Ernst Röhm, miembro fundador de los Freikorps sería lider de la SA".
Autopsicografía (Fernando Pessoa)
El poeta es un fingidor.
Y quienes leen lo que escribe,
Y así por las vías rueda,
Traducción de Ángel Campos Pámpano
domingo, 18 de febrero de 2018
Victorioso mundo subterrado
Victorioso
mundo subterrado
resplandece
en la distancia.
Al no vincularme
a la tierra o sus cónsules,
gozo de
una perfecta salud
gracias
a la falta de aire:
mi
pecho no se hincha
mi
respiración suspendida.
Cuando
cae la estrella de la tarde veo
mi
escondite revelado
veo el inmediato
fracaso
de mi
autoridad sobre mis palabras
y presenciaré
ceremonias que no me corresponden.
No
perezco y genero vida,
como el
más inmortal de los hijos de la caída
soy
ayer, hoy y mañana
soy dueño
de nacer por segunda, tercera,
múltiples
veces
soy dueño
de un alma capaz de crear dioses
dispongo
de dos rostros opuestos
reflejados
en el abismo acuático,
resurgiré
durante el día y reconquistaré mis dominios.
Admiren
como me dirijo al cielo
mientras
desciendo al abismo.
Se
acabarán los días espléndidos en la tierra
cuando
resurja contra mis enemigos
y los
soberanos actuales,
avanzaré
nuevamente frente a las multitudes
y las
rondas de los vigías.
Abriré
frente a mí el pavimento
que me
separa de los templos
para
finalmente ser
sin
necesidad de demostración alguna.
Franquearé
los muros
y
surgiré en el sitio que me plazca
con
pleno dominio de mis pies y manos
redimido
de las ofrendas sepulcrales
y de
las milagros que esperan acontecer en los sembradíos.
Una vez
levantado
me
colocaré en la senda donde se cruzan los cuatro vientos
como si
mi rostro fuera mío por completo,
como si
no estuviera emparentado
con las
criaturas que reptan por la tierra en busca de alimento.
Canto ajeno X
El ojo se mueve rápido bajo el párpado,
busca desesperado las imágenes que no están allí.
yo me arriesgo y cruzo Corrientes al setecientos,
sumerjo los pies en el sendero y silbo solo
una osamenta me sostuvo
volver a la imagen del pan sin intentarlo
cargar con esa especie de hijo terrible, lo prensé con terapia y
regresó
repetir las mismas letras con otra voz, si no hay final no hubo
principio,
perseguir al verbo hasta una caverna y regresar con una hiena muerta
entre las manos
lo comprendo todo de súbito, caigo de espaldas retumbando de risa y
regreso al sueño.
"La pesadilla" o "El íncubo"; Johann Heinrich Füssli |
sábado, 17 de febrero de 2018
"Cantos de Maldoror" - Isidore Ducasse (Conde de Lautréamont) - 1869
CANTO CUARTO (fragmento)
Estoy sucio. Los piojos me roen. Los cerdos, cuando me miran, vomitan. Las costras y las escaras de la lepra han descamado mi piel, cubierta de pus amarillento. No conozco el agua de los ríos ni el rocío de las nubes. En mi nuca, como en un estercolero, crece un enorme hongo, de pedúnculos umbelíferos. Sentado en un mueble deforme, no he movido mis miembros desde hace cuatro siglos. Mis pies han echado raíces en el suelo, y componen, hasta la altura de mi vientre, una especie de vegetación vivaz, llena de innobles parásitos, que no deriva aún de la planta, y tampoco es ya carne. Sin embargo mi corazón late. Pero ¿cómo podría latir si la podredumbre y las exhalaciones de mi cadáver (no me atrevo a decir cuerpo) no lo nutrieran en abundancia? Bajo mi axila izquierda una familia de sapos ha fijado su residencia, y, cuando uno de ellos se mueve, me hace cosquillas. Tened cuidado de que no se escape uno y vaya a arañar con su boca el interior de vuestro oído: sería capaz de penetrar a continuación en vuestro cerebro. Bajo mi axila derecha hay un camaleón que les da caza perpetuamente para no morirse de hambre: todos tenemos que vivir. Pero cuando una parte hace que fracase la astucia de la otra, al no encontrar nada mejor con que molestarse, chupan la grasa delicada que recubre mis costillas: estoy acostumbrado. Una víbora perversa ha devorado mi verga y ha ocupado su lugar: la muy infame me ha convertido en un eunuco. ¡Oh, si hubiera podido defenderme con mis brazos paralíticos! Aunque creo más bien que se han transformado en dos leños. Sea lo que sea, es importante advertir que la sangre ya no acude a pasear hasta ellos para pasear su rubor. Dos pequeños erizos, que no crecen más, arrojaron a un perro, que no lo rechazó, el interior de mis testículos: lavada cuidadosamente la epidermis, ellos se alojaron dentro. El ano ha sido obstruido por un cangrejo; animado por mi inercia, custodia la entrada con sus pinzas y me hace mucho daño. Dos medusas atravesaron los mares, súbitamente atraídas por una esperanza que no les ha defraudado. Examinaron con cuidado las dos partes carnosas que forman el trasero humano, y, asiéndose con fuerza a su contorno convexo, las han aplastado de tal forma por medio de una presión constante, que los dos trozos de carne han desaparecido, quedando dos monstruos surgidos del reino de la viscosidad, iguales en color, forma y ferocidad. No habléis de mi columna vertebral porque es una espada. Sí, si...no le prestaba atención...vuestra demanda es justa. ¿Deseáis saber, no es cierto, cómo se encuentra implantada verticalmente entre mis riñones? Yo mismo no lo recuerdo con mucha claridad; sin embargo, si me decido a considerar un recuerdo lo que acaso no es más que un sueño, sabed que el hombre, cuando supo que yo había hecho voto de vivir en la enfermedad y la inmovilidad hasta haber vencido al Creador, caminó detrás de mí, de puntillas, pero no tan suavemente como para que yo no lo oyese. Luego no escuché nada, durante unos instantes que no fueron muy largos. El agudo puñal se hundió hasta la empuñadura entre los omóplatos del toro de la fiesta y su osamenta se estremeció como un temblor de tierra. La hoja quedó adherida con tanta fuerza al cuerpo que nadie, hasta hoy, ha podido extraerla. Los atletas, los mecánicos, los filósofos, los médicos han intentado sucesivamente los procedimientos más diversos. ¡Ignoraban que el mal que hace el hombre no puede deshacerse! Perdoné la profundidad de su innata ignorancia y les saludé con mis párpados. Viajero, cuando pases cerca de mí, no me dirijas, te lo ruego, ni una palabra de consuelo: debilitarías mi valor. Déjame avivar mi tenacidad en la llama del martirio voluntario. Vete... que no te inspire ninguna piedad. El odio es más altivo de lo que crees; su conducta es inexplicable, como la aparente quebradura de un bastón sumergido en el agua. Aquí como me ves, puedo hacer todavía excursiones hasta las murallas del cielo, a la cabeza de una legión de asesinos, y volver a tomar esta postura y meditar de nuevo sobre los nobles proyectos de la venganza. Adiós, no te retendré por más tiempo, y, para instruirte y preservarte, reflexiona en la suerte fatal que me ha conducido a la rebelión, cuando es probable que haya nacido bueno. Contarás a tu hijo lo que has visto, y, tomándolo de la mano, hazle admirar la belleza de las estrellas y las maravillas del universo, el nido del petirrojo y los templos del Señor. Te extrañarás de verlo tan dócil a los consejos de la paternidad, y lo recompensarás con una sonrisa. Pero, cuando crea que no es observado, dirige tus ojos a él y lo verás escupir su baba sobre la virtud; te ha engañado el descendiente de la raza humana, pero no te engañará más: a partir de ahora sabrás qué va a ser de él. Oh padre desgraciado, prepara, para acompañar los pasos de tu vejez, el indeleble cadalso que cortará la cabeza de un criminal precoz y el dolor que te mostrará el camino que lleva a la tumba.
Estoy sucio. Los piojos me roen. Los cerdos, cuando me miran, vomitan. Las costras y las escaras de la lepra han descamado mi piel, cubierta de pus amarillento. No conozco el agua de los ríos ni el rocío de las nubes. En mi nuca, como en un estercolero, crece un enorme hongo, de pedúnculos umbelíferos. Sentado en un mueble deforme, no he movido mis miembros desde hace cuatro siglos. Mis pies han echado raíces en el suelo, y componen, hasta la altura de mi vientre, una especie de vegetación vivaz, llena de innobles parásitos, que no deriva aún de la planta, y tampoco es ya carne. Sin embargo mi corazón late. Pero ¿cómo podría latir si la podredumbre y las exhalaciones de mi cadáver (no me atrevo a decir cuerpo) no lo nutrieran en abundancia? Bajo mi axila izquierda una familia de sapos ha fijado su residencia, y, cuando uno de ellos se mueve, me hace cosquillas. Tened cuidado de que no se escape uno y vaya a arañar con su boca el interior de vuestro oído: sería capaz de penetrar a continuación en vuestro cerebro. Bajo mi axila derecha hay un camaleón que les da caza perpetuamente para no morirse de hambre: todos tenemos que vivir. Pero cuando una parte hace que fracase la astucia de la otra, al no encontrar nada mejor con que molestarse, chupan la grasa delicada que recubre mis costillas: estoy acostumbrado. Una víbora perversa ha devorado mi verga y ha ocupado su lugar: la muy infame me ha convertido en un eunuco. ¡Oh, si hubiera podido defenderme con mis brazos paralíticos! Aunque creo más bien que se han transformado en dos leños. Sea lo que sea, es importante advertir que la sangre ya no acude a pasear hasta ellos para pasear su rubor. Dos pequeños erizos, que no crecen más, arrojaron a un perro, que no lo rechazó, el interior de mis testículos: lavada cuidadosamente la epidermis, ellos se alojaron dentro. El ano ha sido obstruido por un cangrejo; animado por mi inercia, custodia la entrada con sus pinzas y me hace mucho daño. Dos medusas atravesaron los mares, súbitamente atraídas por una esperanza que no les ha defraudado. Examinaron con cuidado las dos partes carnosas que forman el trasero humano, y, asiéndose con fuerza a su contorno convexo, las han aplastado de tal forma por medio de una presión constante, que los dos trozos de carne han desaparecido, quedando dos monstruos surgidos del reino de la viscosidad, iguales en color, forma y ferocidad. No habléis de mi columna vertebral porque es una espada. Sí, si...no le prestaba atención...vuestra demanda es justa. ¿Deseáis saber, no es cierto, cómo se encuentra implantada verticalmente entre mis riñones? Yo mismo no lo recuerdo con mucha claridad; sin embargo, si me decido a considerar un recuerdo lo que acaso no es más que un sueño, sabed que el hombre, cuando supo que yo había hecho voto de vivir en la enfermedad y la inmovilidad hasta haber vencido al Creador, caminó detrás de mí, de puntillas, pero no tan suavemente como para que yo no lo oyese. Luego no escuché nada, durante unos instantes que no fueron muy largos. El agudo puñal se hundió hasta la empuñadura entre los omóplatos del toro de la fiesta y su osamenta se estremeció como un temblor de tierra. La hoja quedó adherida con tanta fuerza al cuerpo que nadie, hasta hoy, ha podido extraerla. Los atletas, los mecánicos, los filósofos, los médicos han intentado sucesivamente los procedimientos más diversos. ¡Ignoraban que el mal que hace el hombre no puede deshacerse! Perdoné la profundidad de su innata ignorancia y les saludé con mis párpados. Viajero, cuando pases cerca de mí, no me dirijas, te lo ruego, ni una palabra de consuelo: debilitarías mi valor. Déjame avivar mi tenacidad en la llama del martirio voluntario. Vete... que no te inspire ninguna piedad. El odio es más altivo de lo que crees; su conducta es inexplicable, como la aparente quebradura de un bastón sumergido en el agua. Aquí como me ves, puedo hacer todavía excursiones hasta las murallas del cielo, a la cabeza de una legión de asesinos, y volver a tomar esta postura y meditar de nuevo sobre los nobles proyectos de la venganza. Adiós, no te retendré por más tiempo, y, para instruirte y preservarte, reflexiona en la suerte fatal que me ha conducido a la rebelión, cuando es probable que haya nacido bueno. Contarás a tu hijo lo que has visto, y, tomándolo de la mano, hazle admirar la belleza de las estrellas y las maravillas del universo, el nido del petirrojo y los templos del Señor. Te extrañarás de verlo tan dócil a los consejos de la paternidad, y lo recompensarás con una sonrisa. Pero, cuando crea que no es observado, dirige tus ojos a él y lo verás escupir su baba sobre la virtud; te ha engañado el descendiente de la raza humana, pero no te engañará más: a partir de ahora sabrás qué va a ser de él. Oh padre desgraciado, prepara, para acompañar los pasos de tu vejez, el indeleble cadalso que cortará la cabeza de un criminal precoz y el dolor que te mostrará el camino que lleva a la tumba.
(Traducción de Manuel Serrat Crespo).
Ilustración de Salvador Dalí
jueves, 15 de febrero de 2018
sin sorpresas
No escuché risas
o llanto.
Los días pasaban
como pasa la lluvia entre las antenas
de telefonía celular.
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