es suficiente.
Nada de faros
ni de luz que anuncia el cielo.
Razonable mente, da mala espina
la aguja en la hora.
Basta con la nube antes de la tormenta
o el convincente norte del abismo.
Sueño que arrastra
a tomar la noche por las riendas
donde una luna echa el diente
a la santa ley natural
de escuchar y repetir
otra voz de la magia
siempre en movimiento,
simple testimonio del vientre.
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