Aniversario - Enero 1897
no se va a detener ni bajo pías manos
tanteando su semejanza con los males humanos
como para ellas algún funesto molde bendecir.
Aquí casi siempre si la torcaza arrulla
este inmaterial duelo oprime a muchos
núbiles pliegues el astro maduro de los mañanas
de los que un centello argentará a la muchedumbre.
¿A quién busca, recorriendo el solitario salto
luego exterior de nuestro vagabundo -
Verlaine? Está escondido en la hierba, Verlaine.
Para no sorprender sino ingenuamente de acuerdo
el labio sin beber allí o agotar su aliento
un poco profundo arroyo calumnió a la muerte.
TUMBA DE EDGAR POE
¡Tal que en sí mismo al fin la eternidad le cambia,
el Poeta subleva con espada desnuda
a su siglo espantado por no haber conocido
que la muerte triunfaba con esa voz extraña!
Ellos, como un vil sobresalto de hidra que oyera antaño al ángel
dar sentido más puro a las palabras de la tribu
proclamaron muy alto en conjuro bebido
en el agua sin honra de alguna negra mezcla.
Del suelo y de la nube hostiles ¡oh perjuicio!
si con ello no esculpe nuestra idea algún bajorrelieve
con la que la deslumbrante tumba de Poe se adorne,
calmo bloque caído de un oscuro desasrte,
que este granito al menos muestre por siempre a su hito
a los negros vuelos de la Blasfemia esparcidos por el futuro.
TUMBA DE CHALES BAUDELAIRE
El templo sepultado divulga por la boca
de sumidero sepulcral, babeando barro y rubíes
abominablemente algún ídolo Anubis
todo el hocico quemado como un ladrido fiero.
O que el reciente gas tuerza la mecha bizca
que enjuaga, ya se sabe, los oprobios sufridos
encienda huraño un pubis inmortal cuyo vuelo
según el reverbero pasa la noche al raso.
Como un follaje seco en ciudades sin tarde
el votivo bendecirá como ella se reasienta
contra el vano mármol de Baudelaire.
Al velo que ciñe ausente con temblores
es su propia Sombra un veneno tutelar
siempre respiraremos aún si nos hace perecer.
(todas las traducciones de Francisco Castaño)
TOMBEAU
Anniversaire — Janvier 1897
Le noir roc courroucé que la bise le roule
ne s’arrêtera ni sous de pieuses mains
tâtant sa
ressemblance avec les maux humains
comme pour en bénir quelque funeste moule.
Ici presque toujours si le ramier roucoule
cet
immatériel deuil opprime de maints
nubiles
plis l’astre mûri des lendemains
dont un
scintillement argentera la foule.
Qui
cherche, parcourant le solitaire bond
tantôt
extérieur de notre vagabond —
Verlaine?
Il est caché parmi l’herbe, Verlaine
a ne surprendre que naïvement d’accord
la lèvre sans y boire ou tarir son haleine
un peu profond ruisseau calomnié la mort.
LE TOMBEAU D´EDGAR POE
Tel qu'en Lui-même enfin l'éternité le change,
le Poète suscite avec un glaive nu
son siècle épouvanté de n'avoir pas connu
que la mort
triomphait dans cette voix étrange!
Eux, comme
un vil sursaut d'hydre oyant jadis l'ange
donner un sens plus pur aux mots de la tribu,
proclamèrent très haut le sortilège bu
dans le flot sans honneur de quelque noir mélange.
Du sol et de la nue hostiles, ô grief!
si notre idée avec ne sculpte un bas-relief
dont la tombe de Poe éblouissante s'orne,
calme bloc ici-bas chu d'un désastre obscur,
que ce
granit du moins montre à jamais sa borne
aux noirs vols du Blasphème épars dans le futur.
LE TOMBEAU DE CHARLES BAUDELAIRE
Le temple enseveli divulgue par la bouche
sépulcrale
d'égout bavant boue et rubis
abominablement quelque idole Anubis
tout le museau flambé comme un aboi farouche
Ou que le gaz récent torde la mèche louche
essuyeuse on le sait des opprobres subis
il allume hagard un immortel pubis
dont le vol selon le réverbère découche
quel feuillage séché dans les cités sans soir
votif pourra bénir comme elle se rasseoir
contre le marbre vainement de Baudelaire
au voile qui la ceint absente avec frissons
celle son Ombre même un poison tutélaire
toujours à respirer si nous en périssons.
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