I can see for miles
THE
WHO
A la altura de la cara
tan cerca como los ojos,
cerca
tanto que contemplamos
en primer, en segundo
y en los planos que se te ocurran
la semilla
que ató las raíces en el ramaje.
Apostamos con el mazo a la vista,
reconocimos con cuidado cada surco
cada señal, cada marca en el
cemento.
Las gotas estallando en la ventana
fue lo primero que vimos
cuando emparedamos los párpados
entrevimos vistazos observamos
castigamos con la vigilia
los lomos de los libros
de papel, piedra o arena.
Pupílea presencia permaneció,
las pieles dinamitando
resguardando los espías encubiertos
que divisan la absoluta
imperfección.
Sin que me veas,
veo hasta el reverso de tus
arterias,
la inmensidad de los cimientos en el
aire
la lujuria lastimada por el silencio
tierra firme orbitando la guerra.
Así diviso resguardo seguro
de las manos en vela
y sigo, no puedo detener
las monedas del teatro de los días
cayendo desde el infierno a la
ciudad
incendiando la llanura,
comprando hasta las galas.
Intentamos olvidar el descaro de los
espejos
y no pudimos, no se puede
borrar como por descuido
la médula del fuego
lo sagrado de la niebla
la risa de la ropa en el suelo
los consejos que llegan desde otra
orilla
resonando, saturando de ojos los
oídos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario