(de "No caen las murallas")
Con los cuernos, el disco o la serpiente erguida
revelamos nuestra condición:
aunque estos, las dos plumas o el loto
sean, nos dicen, frívolo adorno
del intelecto;
los poetas somos inservibles,
más que eso:
nosotros, reliquias genuinas,
portadores del saber secreto,
retazos vivientes
de la banda que lleva el iniciado
dentro de los santuarios
no solo somos "inútiles",
somos "patéticos":
esta es la nueva herejía;
pero si ni siquiera entienden lo que las palabras dicen,
¿cómo se atreven a juzgar
lo que las palabras callan?
con todo, revelan las antiguas escrituras
que estamos de nuevo en el principio;
les queda un largo camino por recorrer,
caminen con cautela, diríjanse con respeto
a quienes han completado el ciclo de la oruga,
pues también antes fueron los dioses aplastados
y los ídolos y su secreto guarda
la misma palabra humana,
o el sueño banal
o trivial; las insignias
en la cresta de la garza,
el lomo del áspid,
los enigmas y escrituras prometen, como antaño,
protección para el escriba;
este precede al sacerdote,
es nada menos que el segundo tras el Faraón.
(de "Tributo a los ángeles")
1
Hermes Trimegisto
es patrón de los alquimistas;
ingenioso, hábil y curioso,
la mente es su reino;
su metal el mercurio,
oradores, ladrones y poetas sus clientes;
por tanto roba, oh Orador,
y saquea, oh Poeta,
toma lo que la antigua iglesia
encontró en la tumba de Mitra,
vela, manuscrito y campana;
toma lo que la nueva iglesia ha despreciado
y destrozado;
recoge los fragmentos del cristal roto
y con tu fuego y aliento
funde e integra,
re-opaca, re-crea
el ópalo, el ónix, la obsidiana
esparcidos ahora en fragmentos
que los hombres pisotean.
(de "La floración de la vara")
6
Así, antes quisiera ahogarme recordando,
que tostarme en atolones tropicales
en los mares de coral; antes ahogarme
recordando, que posarme en rama de abeto o pino,
allí donde derraman las grandes estrellas
su fuerza nutricia, Arturo
o los zafiros de la Corona Boreal;
antes batir mi ala en el viento, gritando a las otras:
sugirar es tan absurdo,
tan fútil es su revoloteo
en derredor -sin fundamento
vuelan ustedes-yo busco el cielo;
sin la visión vuelan ustedes,
yo veo ante y tras de mí,
lo que dicen los hombres no-es -yo recuerdo,
recuerdo, recuerdo, ustedes han olvidado:
creen, sin haber completado la mitad,
que ha terminado su ciclo,
pero en su girar obstinado repiten -otra vez, otra vez, otra vez;
otra vez el acero afilado en la piedra;
otra vez de calaveras la pirámide;
de los muertos me compadecí,
oh blasfemia, la piedad es una piedra en el pan,
solo el amor es santo y el éxtasis de amor
que gira y gira y gira en torno a un centro
temerario, tenaz, ciego a la realidad,
que sabe que ahí están las islas de los Bienaventurados
pues aguas inmensas no podrán apagar el fuego del amor.
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