sábado, 10 de diciembre de 2016

Me preguntan si he leído lo último editado por Visor

Me preguntan si he leído
lo último editado por Visor.
Poesía moderna –me recomiendan.-
De nombre envisonado, lujoso
                                           para la emisión.
La está rompiendo en Escandinavia –me recalcan.
La versión Amazon de la literatura
      como vender cien mil ejemplares
      y una campaña de hashtags hartos del bit
      la versión ORT de la metáfora.
EL VERSO SIN PREMIO SE COBRA EN REVERSO.

Considerado así,
                       en el segmento de mercado al que pretende integrarse
al de la letra escrita,
a la misma altura de anaquel
de los relatos de viajes por Oriente
Y TODA LA HISTORIA COMPLETA Y SIN MÁS SECRETOS
de un futbolista de veintiún años
entonces entenderé, solo dada esa condición
-que el trabajo resultante sea un fin en sí mismo-
y no demostrar su eficiencia
                                        de un modo novedoso
                                        y escribir con la tribuna como musa.


No, no los he leído
por más que se haya hecho público el anuncio
durante dos semanas en la portada del periódico de mayor tirada.
Aunque se colara entre los anuncios de fungicida
y una pronta entrega desbaratada a destiempo
y no es una cuestión de orgullo mal entendido,
sino de puro y bruto ABURRIMIENTO.

No los leeré
a los convencidos de que el mundo morirá antes que ellos
a los príncipes de Dinamarca
a los cuerpos muertos muertos muertos
                                                         flotando en piscinas
                                                         convencidos de que es aire el cloro
                                                                     que les estalla
                                                                     los pulmones.

Saltaré del barco
antes de compartir cubierta
                                        bocado caníbal
            la mordedura de rata, portadora de enfermedades               sin nombre todavía.

No los leeré
sería firmar mi capitulación
y aceptar que el mando de mi ejército
cayó en manos de un imbécil.
Me enloquecerá la fiebre
antes de aceptar la dosis salvadora de penicilina
que me permita agregar a mi currículum
un libro con una banda que resuma su argumento
en una vitrina en la esquina de Bulevar Artigas y Abbey Road.

No los leeré/no los pienso leer
perros policías del hiperrealismo
profesores pelilargos afiliados a la literatura de protesta
-pagan puntualmente la cuota mensual, exigen recibo oficial y descuentan IVA.
a los que se les escapa la metáfora
                                                  como el agua

                                                                    de un cesto de mimbre.




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