domingo, 19 de julio de 2015

Vertical

La canasta básica debería incluir un paracaídas:
un anticipo para el día del desplome.
Hace falta,
por lo menos aplazar el cimbronazo inevitable.

Es lo mismo si son diez metros
o cuatro mil pies,
la caída sigue siendo vertical,
y de arriba hacia abajo.

El miedo jurásico al impacto
no desaparece con el último aliento al ras del piso.
Propongo demorar la caída libre
del abrazo incondicional del suelo;
a una distancia adecuada de la tierra,
sobrevivir equivale a cero.

Ni las nubes duran tanto en las alturas,
El agua que hoy es nube
Mañana es río de verano

Al barrilete, su pariente cercano, lo enlaza un hilo inflexible,
engaña cuando se mueve por el viento,
no es libre, ni un símbolo),

El albatros baja en picada a pescar
Su descenso es voluntario,
Un ejemplo majestuoso
para los que tiemblan frente al precipicio
y buscan el motivo para inclinarse ante el aire.

Aconsejo entonces una tregua ante la ley de gravedad,
que sea asunto del lastre del cuerpo
multiplicándose a cada centímetro 
y que la tela decida que todavía es ilusión
el salvaje último sueño
del abrazo de cemento.

Agosto 2012


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