domingo, 26 de julio de 2015

Antes de partir

Su cuerpo bajo las ruedas. Girando. Desgarrándose. ¿Quién dijo una vez que no se muere en los sueños? Fue en una película en blanco y negro, o hace tiempo en una cena con amigos. Se duerme para descansar, no para pensar en estas cosas, y mas tarde que difícil es sacarse de la cabeza la repugnancia y el miedo y la seguridad de que el ruido de los huesos que estallan y la sangre que corre por el pavimento son míos. ¿Dolor? Alerta. Otra vez ojos abiertos. Durante cinco segundos no recordó su vida hasta ese momento. Dónde estaba, quién había sido el día anterior, por qué estaba tan cansado, si son las siete de la mañana, cómo pude haberme quedado así, no me da el tiempo para bañarme si quiero desayunar, al menos afeitarme, hoy toca supervisión, Inés, la delegada de nuestro departamento, hace dos meses que no la veo, al menos afeitarme, buena imagen.
El vapor del agua caliente empañaba el espejo. Hace frío, malo para la piel al salir, la reseca, y se le había terminado el alter shave. Que pena, tiene perfume tan agradable, sugiere juventud y limpieza, buena imagen, a ver una crema de Lucía… ésta puede servir. “Para pieles sensibles…”, bien, ojalá no tenga olor a nena. No arde, buena señal. Me veo bien, a ver, disculpe señorita delegada, dígame Inés por favor González, ¿hace cuánto tiempo que nos conocemos?, dos años, es cierto Inés, siempre me olvido, el asunto es que después de la última reunión, debo decir que sus recomendaciones se han aplicado al pie de la letra, me he dado cuenta, y debo agregar que las mejoras en la administración de recursos han evolucionado favorablemente, incluso se redujo el déficit de productividad que arrastrábamos desde principio de año, compartimos la satisfacción González, a todos nos agrada que en primer término nos escuchen y nos reconozcan los esfuerzos, ¿demorás Pa? Me estoy meando, si Lu, ya salgo.
Café con leche, pan de ayer tostado con manteca. ¿Dormiste bien? Bien, mejor no les digo nada del sueño, tétrico. Parado en el medio de la calle, pensando en otra cosa. Un auto repentino, pisando a fondo, distraídos el piloto y el peatón. Un Volvo, creo, golpeado, arrastrado, grito ahogado ya sin vida. Poné azúcar en el azucarero. Hoy es viernes, me invitaron unos amigos a un toque, ¿puedo ir? No sé Lu, sabés que nos da miedo cuando vas a esos lugares, hay mucha droga, mucho loco suelto. ¿Por qué “nos”? Ya tiene diecisiete años, es más inteligente que cualquiera de sus amigas, y no porque sea mi hija, de verdad tiene carácter para enfrentarse a cualquier situación sin alterarse. Aquella vez de noche, tarde, que un vago nos pidió una moneda, yo le dije no, Laura le dijo no y él siguió insistiendo, ya nos habíamos puesto nerviosos, “mirá flaco, ya te dijimos que no teníamos ni una moneda, si tuviéramos ya te la habríamos dado para que dejes de romper las bolas” dijo ella. No jodió más. ¿No te parece? Es muy peligroso para ella. No sé, la verdad es que se está sacando notas muy buenas en todo y hace tiempo que no sale. Creo que no va a haber problema si vas con tus amigas y están todo el tiempo juntas, ¿no te parece? Bueno, vos sos el padre, pero si le llega a pasar algo vas a ser vos el responsable. No te preocupes, yo sé que la nena sabe cuidarse, ¿no nena? Sos un capo Pa. Es la banda que estaba escuchando el otro día y a vos te gustó, los Dame Refugio. Buena onda en el desayuno para variar, solo cuando pide algo y aceptamos, mal aprendida de mierda; es culpa nuestra y de nadie más. Último sorbo, último bocado. Chau Ma, chau Pa. Yo también me voy, chau amor. ¿Puedo hablar con vos un segundo antes que te vayas?
En el dormitorio. Sabés que me cae para el orto que con dos palabras me desautorices frente a Lucía y más para una cosa como esta, date cuenta que es una niña todavía, no pude salir cuando se le da la gana, yo no puedo dormir a la noche mientras ella no llega, mirá si se está acostando con cualquier enfermo que la puede drogar o emborrachar o contagiarle Dios sabe que cosa y me sube la presión que Lucía vuelva tarde o que se quede en la casa de esas amigas que son todas unas turras, unas atorrantas porque yo las escucho hablar, esa Jimena y esa que le dicen la Quiri ya andan cogiendo con los compañeros de clase y los tipos se dan cuenta de eso, no sé como pero se dan cuenta y yo no sé donde están los padres de esas chicas pero a mi me sube la presión hasta las nubes pensando en dónde está con quién y haciendo qué porque no es justo que una se desviva para criarla y ella que me dé solo angustias, pero a vos claro, siempre te dio lo mismo lo que hiciera, que los límites los ponga yo porque lo único que te importa es ser el papá canchero y yo no puedo hacerme la desconforme siempre, no aguanto porque de verdad estoy desconforme y vos que la dejás hacer lo que quiere ¿entendés? Creeme que te entiendo, pero ahora tengo que irme, se me hace tarde. Chau, portazo.
Caminando hacia la parada. Me aburre. Ya sé que a la larga todos terminamos detestando nuestras vidas siempre pensé que me llegaría mucho después y no tan sin avisar, golpeando como el asfalto en la cabeza y pulverizando cualquier sentido, cualquier palabra, financiaciones y refinanciaciones, préstamos amortizables y garantías, preguntas, respuestas, tarjetas de crédito con membresía internacional, un fin de semana en un hotel cuatro estrellas, gris como las vacaciones de un oficinista, la sangre goteando desde los oídos, silencio, estruendo, silencio otra vez, ¿un grito contenido suena hacia adentro?, la boca que se tapa ante el horror, envidiar vidas ajenas hasta no sentir mas culpa, ¿y si es una mentira y estas palabras no son mías? Mezcla uniforme de saliva, sangre y aceite sobre y bajo el pantalón, muerto viviente, una noche en una terminal de ómnibus cualquiera se parece a la muerte, ¿a qué sino?, fecha límite, contrato y contador, me bajo en la que viene.
Buenos días, buenos días, buenos días. ¿Alguien más piensa que es un día pésimo? Escritorio, formularios y baja tensión. Inés que no aparece y el informe listo, algunos errores corregidos y un anexo con información inútil pero que llena los ojos, ojos vacíos pero siempre bien pintados, no economiza esfuerzos cada mañana, ¿qué sentiría al despertar junto a ella? Difícil que suceda pero fácil de imaginar, como el latido que responde o el brazo que se mueve bajo la presión de la hipodérmica, seguro ropa interior de seda que combine con color de cabello, nunca sabré si teñido o tan negro como la noche, confusión de pensamiento y respuesta, nacimiento en la muerte o final a secas, solución total o parcial si continúa, camina y se hace notar con facilidad, así agrada y también controla, vaivén, evoluciona a voluntad, se acerca y buenos días Inés.
De pie y ella también. Única secuencia lógica la de saludo y respuesta. Me encantan tus informes porque siempre te las arreglás para sorprenderme, estos complementos… de verdad se nota que hubo trabajo, es que es grato poder colaborar con gente que se toma en serio su trabajo, halago doble, genial y hasta sonó casual, que no se note respuesta-erección ante estímulo-cercanía, no puede ser peor que un despido el invitar a cenar a la delegada o besarla entre las palabras “rendimiento” y “finanza”, de cualquier modo no dice nada relevante, situación crítica, traslado inminente a terapia intensiva y luces que se apagan y calles que pasan, es verdad, se notó desde la última supervisión ¿Atento? Sí, claro, como el ratón ante el gato o la pólvora ante el fuego, clavo mirada y ella también… ¿ojos o entrecejo?, no aparto, afirmo y parece ceder pero es una mirada no una caricia, seguir o detenerse, escuchar “funcionamiento de área”, toma notas al margen y vuelve a mirar, ¿pensará como yo? ¿Tendrá el mismo miedo a no llegar al hospital, a no tener suficiente sangre, a que se detenga el corazón y la mente? Corto y reanudo contacto, mirada perdida y nunca más encontrada, de vuelta al desierto, al lugar sin nombre, desesperar y pedir por favor, que no dure para siempre lo negro de sangre, agradecimiento y despedida, espalda y reanuda la devolución en otra parte; fin de juego, vana gloria, nueva muerte.

Hora del almuerzo. Cerrar sesión, cola para bajar en ascensor, que baje y se detenga en tres pisos promedio, caminar hasta el super, cola en la rotisería, cola en la caja, esperar el cambio, nuevamente que se ponga verde la luz del semáforo, cola para subir en ascensor, que se detenga en dos pisos promedio, cola para usar el microondas de la cocina, sostener la bandeja con comida caliente hasta que se desocupe un sito en la mesada del comedor, almorzar antes de que se enfríe, cola en el dispensador de agua. Es tan fácil perder la razón si cada día que pasa ya pasó, si cada sorpresa ya es antigua como el agua, si cada paso del cuarto de hora que me queda me lleva otra vez rumbo a la calle a respirar por lo menos una bocanada de aire inmundo. Y González, ¿que tal la entrega del informe? Bien, ahora queda afinar el tema de los préstamos, ¿y el culo de la Inés? Bien, ahora queda el tema de enfiestarla, nos vemos adentro. Despreocupado, le fue bien en la lobotomía y cómo me irá a mi con los tubos en la nariz y el cuerpo en la camilla, los pies en la calle y el grito en el suelo, ¿Lucía podrá vivir sin mi?, un pico de dolor adelanta que ya no más, que no vuelve y que se va y confirma que los desquiciados son los demás, yo por lo menos persigo mi sueño aunque sea el de esta mañana, el de la caricia del pavimento en la cara, el de no saber si estoy sin moverme en mis dos pies porque no quiero salir del medio de la calle o si el impacto que me derribó fue tan tremendo, tan estallido, tan de muerto vivo que le queda aliento para preguntarse de donde salen las voces mi voz los gritos mis gritos, si de verdad puedo verme o si no estoy mas aquí.



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