lunes, 27 de mayo de 2019

Un kilo de plomo en mis manos


Un kilo de plomo en mis manos es un arco cruzando el aire.
Mínimo peso en la izquierda, el aire atrapado en mis dedos huecos también empuja.
Hombro tensado contraparte puente enfrentado al vacío.
Pie que no tambalea soporta el empuje, resistencia noble a la trampa posterior.
Quieto también me muevo.
El ojo es otro músculo, la luz mueve mi pupila igual al plomo que mueve mi torso.
Ex pulso, refracto, abandono lo que no me pertenece.
Repito el proceso, aplico la misma fuerza, el proyectil no varía y cae cada vez en un sitio distinto.
¿Bastaría con variar con una pelota de goma o cemento?
Mi pulso se alivia cada vez, es lo único que se repite.
Lanzado, arrojado, desechado. Jamás al olvido.
Retirada la toma, medida la distancia, imito el recorrido del balón y ruedo hacia él, lo tomo en las manos, camino al punto, recomienzo.



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