martes, 28 de mayo de 2019

Lengua

Respira, además.
Ida y vuelta de la hoja, revés del lado curvo,
pintura sin color, solo volumen,
recurso limitado y multiplicable por cien,
solo hace falta el aire.
Respirando,
del agua al viento
y de vuelta.
Hablá de una vez,
decí algo, mové el músculo húmedo,
negá el parentesco vegetal
dala vuelta, revolvé el nudo de piel,
reventá el silencio contra los dientes,
ingresá al panteón de los conversadores
sin suelo, ni maceta, ni vueltas hacia el sol,
devastá sin freno la nada inapresable de las rocas
volá de nuevo a la estratósfera embotellada de la palabra pronunciada por enésima vez.
Amontoná decibeles encubiertos,
transformá proteína en movimiento,
masticá la voz,
degustá el efecto.
Saboreá como la primera vez que mordiste sandía
no te limpies la comisura, comé como demente
volcando baba sin esconder la bilis
ni el suave ardor de la dulzura.
¿Te miraste en el espejo mientras hablabas?
¿Oíste tu propia voz leyendo tu propio poema?
¿Lo oíste leído por alguien más?
Vení, pero envuelta en llamas,
enroscada, balbuceante, trastocada
encontrando a cada grito el voltaje que no corre por los cables,
hay uno que se pudre en las antenas.
Volcá el vaso.
Rompé el vidrio antes que suenen las alarmas.
Cierto fuego arde mejor bajo el agua.



lunes, 27 de mayo de 2019

Un kilo de plomo en mis manos


Un kilo de plomo en mis manos es un arco cruzando el aire.
Mínimo peso en la izquierda, el aire atrapado en mis dedos huecos también empuja.
Hombro tensado contraparte puente enfrentado al vacío.
Pie que no tambalea soporta el empuje, resistencia noble a la trampa posterior.
Quieto también me muevo.
El ojo es otro músculo, la luz mueve mi pupila igual al plomo que mueve mi torso.
Ex pulso, refracto, abandono lo que no me pertenece.
Repito el proceso, aplico la misma fuerza, el proyectil no varía y cae cada vez en un sitio distinto.
¿Bastaría con variar con una pelota de goma o cemento?
Mi pulso se alivia cada vez, es lo único que se repite.
Lanzado, arrojado, desechado. Jamás al olvido.
Retirada la toma, medida la distancia, imito el recorrido del balón y ruedo hacia él, lo tomo en las manos, camino al punto, recomienzo.



domingo, 26 de mayo de 2019

Siete quince

1 – 7.15; antes 7.14; antes 7.13; 7.12; 7.11; 7.10. No, no, y recontra no. Hoy no me levanto de la cama. Cara contra la pared otra vez, la soga a punto de cortarse bajo el peso del minuto cada vez más pesado.

2 - Se ve mi rostro, se verá cuando salga a la calle, la veré frente al espejo; esconderé al espejo de mí.

3 – El tiempo corre también a través de mis caderas, cada pliegue de mi carne que se cae es además moneda que se cuenta, cliente que golpea, habitación que se debe, agua que chorrea entre mis piernas.

4 - Sudor de mí, sudor de los demás, palma tibia y palabra amable. El colchón que se hunde junto a mi peso, él prometió que volvería.

5 – Músculo tenso, flojo, tenso de nuevo; mueve motor del cuerpo; suspende el descanso, el único al que pienso volver.

6- Maravilla corporal, el desfile cotidiano, el timbre que no para de sonar, el rumor que no deja de correr.

7 – Liviano el suelo bajo el pie. Apenas cede el arco sobre el peso pegajoso del mundo.

8- Aspiro a descubrir adónde.

9 – Abandono completo, otra vez caeré. Solo ochenta revolcadas más en una cama que no es la mía, atracón de boca, saturada la pelvis, lamidos los pechos y los brazos, salida que se aleja a cada paso.

10 - Nuevo adiós, el abrazo que no se repite, pero los brazos que lo formaron continúan el rodeo incompleto y nadan en el aire amarillo cerrado.