No faltan
vergüenzas
no faltan
espantos,
no falta lo que
detiene
los pies de los
pasos.
No falta el
aullido
que despedaza la
nada,
no faltan los fuegos
para coronar la
madrugada.
No falta la
noche certera
que obliga a
olvidarnos del día
ni la sombra
imprevista
amarga,
impaciente, verdadera.
No faltan los
muros de piernas
que con besos
animales abren
que ceden frente
al dolor
que completan,
encierran, arden.
Falta el rocío,
el aliento, las ansias,
falta el juego,
la fruta, el desentierro,
falta la risa,
el aire, las alas,
falta un vigía,
un viento, un trueno.
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