domingo, 10 de abril de 2016

T.E. Hulme (1883 - 1917)

La obra completa de T.E. Hulme (Endon [Inglaterra] 1883; campo de batalla desconocido [Francia] 1917) consta de 5 (cinco) poemas.  Fueron incluidos en la recopilación  de los poemas breves de Ezra Pound "Personae" (Hiperión, 2007) "por camaradería; siguiendo una buena costumbre propia de la Toscana y de Provenza (...) por conveniencia, visto lo delgado de su tamaño y como rememoración, visto que evocan ciertas noches y encuentros de hace dos años (...)"
Vida y obra de Hulme son magníficos ejemplos a imitar en lo que a quehacer literario se refiere: leer mucho, escribir poco y morirse en una escaramuza de proporciones globales.

OTOÑO

Un toque de frío en la noche otoñal,
salí a dar una vuelta
y vi la luna rojiza apoyada en una cerca
como un granjero enrojecido.
Yo no paraba de hablar, aunque cabeceaba,
y en torno estaban las tristes estrellas
con rostros blancos como niños de pueblo.

MANA ABODA

La belleza es el tiempo indeleble, la vibración estacionaria, el éxtasis
fingido de un impulso detenido incapaz de abandonar su fin natural.

Mana Aboda, cuya forma encorvada
es en el cielo en círculo arqueado,
parece quejarse siempre de un dolor desconocido.
Pero un día le oí gritar:
“estoy harto de las rosas y de los poetas cantores;
todos vestidos con ropas que les quedan grandes”.

SOBRE EL MUELLE

Sobre el muelle tranquilo a medianoche,
enmarañada en las desmesuras alturas de los cabos del mástil,
cuelga la luna. Lo que parecía tan lejano
no es más que una pelota olvidada por un niño después de jugar.


EL TERRAPLÉN

(Fantasía de un caballero caído en una noche fría y amarga).

Una vez, encontré el éxtasis en la finura de los violines,
en el brillo de tacones de oro sobre el duro pavimento.
Ahora veo
que la calidez es la materia misma de la poesía.
oh Dios, empequeñece
la vieja sábana del cielo devorada por las estrellas,
que pueda envolverme en ella y descansar tranquilo.

CONVERSIÓN

Iluminado el corazón, me adentré en el bosque del valle
en la época de los jacintos,
hasta que la belleza con traje perfumado
me envolvió y sofocó. Estaba rodeado,
quieto y privado de aliento
por el encanto que es el eunuco propio de ella.

Ahora atravieso el río definitivo
de forma deshonrosa, en un saco, sin ruido,
como cualquier turco fisgón atraviesa el Bósforo.











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