- Cuando Carolina me dijo estúpido me borré.
Tenía mis razones para haberle dicho lo que le dije, pero ella no para decirme estúpido. No es, por supuesto, el
insulto que de por sí es una boludez, pero la manera en que lo dijo, entonando cada
letra, como llenándose la boca con la palabra. Estoy seguro que fue su manera
de escupirme.
-Lo que de cierta manera hizo,
metafóricamente hablando.
-No creas que tan metafóricamente, si me
quedaba un minuto más ya veía venir el escupitajo o el vaso de cerveza en la
cara. Una de las furias, pero vestida y con medias de encaje.
- Después lo perdí de vista, Licenciado.
-Hasta me olvidé de la campera en la ropería,
tengo que volver el martes de 18 a 20 para buscarla. Estaba como Clint cuando
quería salir de Alcatraz; volví caminando hasta casa y como me quedaba el
vinito empezado de la previa no me molestó demasiado el bajón.
-¿Filosófico, como siempre?
-No, etílico esta vez. Ahora que lo pienso en
sobrio, hasta cuando empezamos a salir estábamos tomados, es como un círculo
que se cierra.
-Nunca contaste esa.
-Fue una noche en casa. Ella fue a buscar el
libro de Levrero que le secuestré con la intención de obligarla a ir a buscarlo
algún día.
-Sutil…
-Tenía una de etiqueta fina en la heladera
desde la tarde. Le hablé del libro, puse el Desintegration,
serví dos vasos, prendí velas, surtí aceitunas y piqué unos quesos como
diciendo “vos seguís “, apagué la tele. Brindamos y la voz de Smith hizo el
resto. Una velada ideal.
-Nada espontánea, pero ideal.
-Me cago en la espontaneidad si tengo ganas
de ponerla. Máxime si estamos hablando de Carolina.
-Describí en tres palabras su lenguaje
carnal.
-Inteligente, preciso, metódico. Sabio.
-Comprendo, Milord. Aunque por asociación
también podría significar fríos, impasibles, reservados.
-Nada más lejos de la verdad; pero volviendo
al tema de anoche, habíamos hablado temprano y quedamos en vernos la semana que
viene. Pues de golpe y sin avisar va y se aparece en el boliche, a medio tanque
y con la Colombes y la Amsterdam por hemisferios cerebrales.
-¿Era uno de esos días?
-Con Carolina todos los días son esos días;
es como servir un vaso en la oscuridad, nunca se sabe cuándo es poco y cuándo
es demasiado. De entrada enojo porque había salido y no había avisado.
-¿Pero cómo? ¿Acaso la seriedad de vuestra
relación excede a lo que Sistercio llama histeriqueus
sin iusta causa?
-No me es familiar el concepto…
-Lo que plantea el célebre Latino es que
cuando una relación alcanza cierto punto, cualquier bronca y/o arranque es
justificable y en ocasiones comprensible aunque se deba a una insignificancia. Novius bancam, garches cierrat ortum, no
recuerdo el hexámetro con certeza. En días de resaca no se grita ni se cita
textualmente.
-Lo nuestro estaba a medio camino de todo;
¿me prestás el libro?
-Es solo para iniciados. ¿La vas a llamar?
Remember que no se intenta hacer un asado donde hubo un incendio.
-Seguramente que hoy no. Además, en la escala
de las peleas del primo de Richter, el de ayer fue un sismo medianamente
fuerte, un tres.
-No conozco la escala, dame referencias para
ubicarme.
-Son diez, siendo la menor no haberte querido
ir de una fiesta cuando ella quería. Un diez es cuando te encuentra enfiestado
con dos travestis en la cama matrimonial el día de su cumpleaños.
-Clarísmo. Como el cielo un día de verano.
Ojo que algunas peleas fortalecen la relación.
-Otras las liquidan. Me gusta pensar que la
de ayer no fue el caso.
-En el caso que esto se solucione, este breve
impass será recordado como un incidente pasajero que, comparado con el dilema
resuelto realzará el bienestar compartido.
-Querés decir que el blanco no existe sin el
negro.
-El universo está fundado en dualidades,
amigo Antenor.
-Y complementos.
-De no ser por estas hermosas paradojas,
estaríamos desprovistos de sentido, desnudos en el cosmos.
-Es como concebir un mundo sin asado con
tinto.
-Sin Terminator
y sin Duro de matar.
-Sin haber leído una Playboy a escondidas.
-Sin haberse mamado y puteado a la iglesia.
-O sin haber convertido un ceda el paso en un ceda el faso.
-Entonces, ¿por qué la pelea?
-Ahí estaba yo, meta sensatez y sentimientos
tratando de transformar en fértil un encuentro destinado al combate y usó sin
piedad un que soy yo para vos. Dudé
un segundo en definir lo indefinible y fue suficiente para desatar la crisis.
-Una cuestión sin respuesta.
-Como existir…la cosa era formularla en
tiempo y forma. Me cobró la indecisión con multas y recargos; es que mientras armaba
un croquis de la relación lo tomó como un no
sé que decir porque me chupa un huevo y la cosa explotó con ráfagas de más que una amistad y campos minados de
(…). No es tan fácil ser un canalla en estos días en que cualquiera completa el
círculo compadre, no se golpea y acaricia con la misma mano y menos cuando un
segundo es demasiado tiempo, casos sobran y este fue uno ejemplar con poca luz
y a las dos de la mañana…
"Orestes acosado por las Erinias"; (William Adolphe Bouguereau, 1862)
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