domingo, 14 de diciembre de 2025

Canto Ajeno - XXIII

Morir es nacer:

me nombra el desconocido que desconfía de la matriz,

reincido en mis raíces de suelo fecundo en invierno;

y esas raíces son indescifrables como el suelo que las complementa.

Retumbo, no contengo mis hojas.

Al contrario, celebro su empuje

cuando resplandecen con la entereza de la noche y también,

cuando caen al suelo, derrocadas por su propio peso marchito

y pasan a habitar el estrato más profundo del terreno,

el de algunos difuntos y los ríos subterráneos.

Es territorio vivo la profundidad, tiene hambre,

la tiniebla remojada no tiene más fortuna que germinar.

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