domingo, 13 de enero de 2019

Nueve

Reafirmo,
incrustado como anida en la memoria
que los atributos de los dioses rehúyen los altares
y prefieren el litoral barroso de los ríos,
y ansían el refugio de las grietas de los siglos,
renovadas
según las froten los soles del día o de la noche;
no reniegan de la tierra negra que me rodea
ni de los cambios de forma permanentes.
Las encinas frenan el paso a los ciclones,
alzan una fortaleza de madera y hojamenta viva,
pero la tormenta no abandona su impronta de tormenta
y los peces no saben que habitan el agua.
Oigo al viento arquear los muros de hormigón y bronce,
nadie previó esa racha de viento legendario
nadie previó el viento,
estoy en una tumba dentro de otra tumba,
cuando desmorone la sepultura me abatirá un nuevo encierro
sin paredes.